jueves, 31 de enero de 2008

Plantas de invernadero

Admiro la capacidad divulgativa de José Antonio Marina, pero cada vez me defraudan más sus planteamientos intelectuales. A Marina le oí una vez criticar la enseñanza privada con la imagen de las plantas de invernadero: una planta cultivada en condiciones óptimas sale adelante pero es débil; un chico (o chica) así educado (familia feliz, colegio selecto, arraigo) crece en una Arcadia que tiene poco que ver con el mundo (egoísmo, relativismo, desarraigo) y eso puede tener también un efecto perverso.
Conclusión: si tienes un invernadero; no lo destruyas, pero deja de vez en cuando la puerta abierta y que corra el viento.

miércoles, 30 de enero de 2008

Conflictos migratorios

En esta pobre aldea artesanal
no hay asfalto en las calles ni preocupa
y las abuelas viven a sus anchas.
Solamente incomoda y avergüenza
que vengan en verano los de fuera y critiquen.

martes, 29 de enero de 2008

Una anécdota de Frank Capra

Ya he hablado otra vez de la autobiografía de Capra: El nombre delante del título (aquí). Otra de las historietas más divertidas (y, probablemente, exageradas) que Capra cuenta allí es la de la entrega de los Oscar en 1934. Capra explica que se consideraba favorito para ganar, entre otros premios, el de mejor director. El presentador adelantó que el ganador de ese año era muy joven pero valioso y terminó la presentación con un: "¡Enhorabuena, Frank!". Frank Capra se levantó emocionado y avanzó hacia el estrado abriéndose paso entre mesas y piernas, hasta que descubrió que el premio había sido para Frank Lloyd por su película Cabalgata. Tuvo entonces que deshacer el camino recorrido en medio de un bochorno mayúsculo y se prometió no volver nunca a una ceremonia de los Oscars. No cumplió su promesa, claro. Creo que ganó el Oscar del año siguiente.

lunes, 28 de enero de 2008

Journey's end (1928), de Robert Cedric Sherriff

Journey's End es un drama costumbrista. Está inspirado en la experiencia personal del autor: intenta recoger la vida de los oficiales ingleses que participaron en la I Guerra Mundial. Es también una reflexión sobre la lealtad, el heroísmo, la disciplina.
A las trincheras inglesas en Bélgica llega la Compañía del Capitán Stanhope. Tienen previsto pasar allí una semana, y todo parece indicar que esa estancia coincidirá con el gran ataque de los alemanes.
Stanhope es un capitán joven pero muy competente y entregado. Lleva, sin embargo, demasiado tiempo de servicio y los sufrimientos de la guerra y el desorden con el alcohol están minando su resistencia: está al límite de sus fuerzas.
A su Compañía llega destinado un jovencito oficial: el Teniente Raleigh. Llega fresco y muy ilusionado. En realidad ha llegado allí por enchufe, porque admira a Stanhope y quería servir a sus órdenes. Se conocen del colegio y de que Stanhope es novio de la hermana de Raleigh.
Stanhope recibe a Raleigh con frialdad y disgusto porque va a ser testigo de sus horas bajas; y a este conflicto personal se añaden los problemas del mando y de la convivencia.
Toda la obra se desarrolla en un único escenario: el refugio subterráneo de una trinchera. Muy humana. Como he contado antes (aquí), han vuelto a representarla con éxito en Londres y Nueva York. 5/5.

domingo, 27 de enero de 2008

Otro poema de Ángel González (q.e.p.d.)

“Muerte en el olvido”

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.

Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
―oscuro, torpe, malo― el que la habita...

El otro poema suyo que puse en el blog está aquí.

sábado, 26 de enero de 2008

Los estudiantes detestan a los débiles

[Hablando de un profesor del colegio] Era demasiado apacible, demasiado débil, demasiado bueno, y los muchachos detestan a los débiles y a los buenos. Lo que exigen y respetan son la autoridad, la disciplina y el miedo. (…) La pobreza, como la debilidad y la bondad, suscita el desprecio de los muchachos.
(Fred Uhlman. Un alma valerosa)

viernes, 25 de enero de 2008

Manual de supervivencia

La vida en ocasiones
se empeña en amargarme la existencia
poniendo mis carencias bajo el foco.
No contenta,
me lleva a su despacho donde a puerta cerrada
me suelta una monserga
sobre aspectos que atañen a mi vida privada
(y con qué tino acusa, la muy perra).
Pero yo no la escucho:
finjo estar atendiendo
y le pongo carita de cordero
pero estoy a kilómetros de allí
cantando la traviata en bañador
debajo del torrente atronador
de alguna catarata.
Ella nota el vacío y se exaspera,
aunque acaba tirando la toalla
y yo mantengo el tipo (que no es poco) hasta el próximo asalto.

jueves, 24 de enero de 2008

Saber a dónde nos dirigimos

Hace ya una o dos reformas "educativas", después de haber enseñado Latín en 2º de Bup durante tres años consecutivos, decidí un verano darle un empujoncito a la preparación de la asignatura y dividí las lecciones correspondientes a cada evaluación, fijé un vocabulario mínimo y, con arreglo a ambas cosas, elaboré los exámenes de las distintas evaluaciones, los parciales, las recuperaciones e incluso el examen final.
Como todo iba a estar tan sistematizado, aproveché para subir un poco el listón y, por ejemplo, si de ordinario llegaba, en la primera evaluación, a la lección 5, ahora me proponía llegar a la 7 y así sucesivamente.
El problema vino cuando, en las jornadas iniciales de septiembre, descubrí que aquel curso tenía una primera evaluación especialmente corta. ¡Vaya!: más materia y menos tiempo.
Tenía dos alternativas: mantener a toda costa mi programación o echarlo todo por la borda. Me incliné, claro, por la primera posibilidad. El primer día de clase, les expliqué a mis alumnos el objetivo de esa evaluación y les advertí de su dificultad y de mi determinación. Leves protestas pronto apagadas. Me apliqué como pude a intentar alcanzar el objetivo y llegamos casi diría que sobrados a la lección 7. Los resultados fueron mejores que nunca. La programación me sirvió los siguientes seis años. Hasta que quitaron (¡aciago día!) 2º de Bup y, con él, el latín.
La lección que yo saqué de aquí es que si hay orden en una asignatura, claridad en los objetivos y un mínimo de realismo, los alumnos alcanzan sin problemas casi cualquier meta.
A veces los profesores no sabemos a dónde podemos y a dónde queremos llegar (por ejemplo, cuando impartimos una asignatura por primera vez o cambia el libro de texto). Si el profesor no tiene claro dónde está el listón, es muy difícil que el alumno pueda medir su altura y saltar con la energía necesaria.

miércoles, 23 de enero de 2008

Naves negras ante Troya (1993), de Rosemary Sutcliff

Antes que nada, quiero dejar constancia de que soy un admirador de R. Sutcliff desde que leí Aquila, el último romano, una novelita juvenil de un soldado romano en Britania. Ya se percibía en esa novela la preocupación de la autora por transmitir a la gente joven el amor a los clásicos.
Hace tres o cuatro años descubrí que estaba también traducido este libro (Naves negras...) y me propuse leerlo. Ahora sé que en la misma colección de este último (ed. Vicens Vives, col. Clásicos adaptados) hay otro libro de R. Sutcliff. Y mentalmente le he hecho la ficha.
Naves negras ante Troya es una versión resumida y modernizada de la Ilíada. Recoge, sin embargo, también algunos acontecimientos que en la Ilíada no salen: el juicio de Paris y el rapto de Helena que provocaron la guerra y la muerte de Aquiles y de Paris y la caída final de Troya.
No quisiera entrar en el espinoso asunto de la conveniencia o no de las adaptaciones. Mi criterio al respecto, además, va cambiando por épocas. Pero sí diré que esta es una adaptación extraordinaria y muy bien ilustrada, muy bien ilustrada (no es una errata, es una repetición enfática). El aroma de la Ilíada concentrado y enmarcado. 4/5.

martes, 22 de enero de 2008

Los prisioneros (sg. II a.C.), de Plauto

Esta comedia de Plauto me venía interesando desde que Eduardo me pasó una adaptación. Es breve y tiene algunos momentos divertidos.
Curiosamente el argumento se desvela resumido al público en el mismo prólogo. Es un argumento nada extraordinario, alambicado de más y resulta muy inverosímil: para recuperar a su hijo, que ha sido hecho prisionero en la guerra, un hombre rico compra varios esclavos. Pretende hacer un canje. "Casualmente" uno de los esclavos que adquiere es su otro hijo, que había sido raptado con cuatro años.
De mis lecturas de Primero de Carrera, guardo el recuerdo (lejano) de que Plauto era un escritor procaz. No lo es aquí. Esta es una obra “ejemplificadora”: huius modi paucas poetae reperiunt comoedias, ubi boni meliores fiant ("pocas comedias de este tipo escriben los poetas; comedia en la que los buenos se hacen mejores" dice el propio Plauto). Tiene conductas heroicas y tiene comentarios de gran sabiduría y sensatez, mezclados con ironías y malentendidos chispeantes como en un guión de los hermanos Marx. 3/5.

lunes, 21 de enero de 2008

Espiral

Hoy llevo una mañanita complicada. Os dejo con este divertido comentario de Enrique Gª-Máiquez

domingo, 20 de enero de 2008

Un poema de Ángel González (q.e.p.d.)

CONTRA-ORDEN (POÉTICA por la que me pronuncio ciertos días)

Esto es un poema

Aquí está permitido
fijar carteles,
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como:

Marica el que lo lea,
Amo a Irma,
Muera el…
(silencio),
Arena gratis,
Asesinos,
etcétera.

Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro.

Responsable la tarde que no acaba,
el tedio de este día,
la indeformable estolidez del tiempo.


Llevaba unos días queriendo subir al blog un poema de Ángel González, que acaba de fallecer. Pero el libro que tengo suyo estaba jugando conmigo al escondite. Es uno de mis poetas favoritos dentro de que es también (como casi todos en estos tiempos) un poeta menor. Lo incluí en “Mi estantería” porque me gustó mucho su antología Palabra sobre palabra (que se ha ido reeditando ampliada con el mismo título y yo lo tengo en la edición de 1992).

sábado, 19 de enero de 2008

La técnica del picoteo

Dominaba ese arte tan difícil de abandonar a una persona y dirigirse a otra sin humillar a la primera; conectaba y desconectaba sobre la marcha, deportivamente, la sonrisa en los labios, y a la hora de las despedidas, todo el mundo se hacía lenguas de su afabilidad. Yo envidiaba su facultad de acomodación, y aun trataba de imitarla, pero su don no era transmisible. La técnica del picoteo no estaba a mi alcance. Me mostraba torpe, ponía en juego una condescendencia derretida, demasiado atropellada para ser sincera. Y de esta forma no era infrecuente que terminara la fiesta con el primero que me asaltó a la llegada, de ordinario el más cargante de la reunión. Mis intentos de fuga rara vez prosperaban y si, en ocasiones, conseguía despegar, era a costa de dejar a mi interlocutor con la palabra en la boca.
(Miguel Delibes, Señora de rojo sobre fondo gris)

viernes, 18 de enero de 2008

La fe y la cuerda

Cuando leí La isla de coral me llevé una sorpresa ante esta imagen de las creencias como una cuerda que se pone a prueba en las crisis, porque me sonaba haberla leído en C. S. Lewis.
He oído a los hombres hablar de creer como si fuera una cosa fácil. ¡Ay! A un hombre le es muy fácil señalar una cuerda y decir: “Creo que resistirá mi peso”, pero es muy distinto agarrarse a esa cuerda y balancearse con ella al borde del precipicio. (Robert Michael Ballantyne. La isla de coral.)
Hace unos días me encontré con una ficha antigua de Una pena en observación (libro magistral, por cierto) donde ser recogía esta metáfora:
Nunca sabe uno hasta qué punto cree en algo, mientras su verdad o su falsedad no se convierten en un asunto de vida o muerte. Es muy fácil decir que confías en la solidez y fuerza de una cuerda cuando la estás usando solamente para atar una caja. Pero imagínate que te ves obligado a agarrarte a esa cuerda suspendido en un precipicio. Lo primero que descubrirás es que confiabas demasiado en ella. (…) Solamente un riesgo real atestigua la realidad de una creencia. (C. S. Lewis. Una pena en observación.)
Mi cabecita ha descansado satisfecha al unir estas dos fichas, como si hubiera encajado dos piezas de un puzle.

jueves, 17 de enero de 2008

Que no pierda la Esperanza


Lo siento: perdonadme este desahogo político. Me alegro de que Gallardón no vaya en las listas del PP por Madrid. No me fío de él. Y si uno va al combate, es mucho mejor tener menos amigos pero todos fieles (those happy few!).
Gallardón se ha dedicado a cultivar la etiqueta de progre halagando a la izquierda y ahora le faltan los amigos que necesita en la derecha. ¡Qué sorpresa!
He oído que dejaba la política (sus dos "medios afines", abc y el país, le dedicaban casi un publirreportaje elegíaco). Lástima que luego haya dado marcha atrás.
Rajoy tiene quizás algunos votos menos, pero ya no tedrá que estar vigilando sus espaldas.
¡Que no pierda la Esperanza! (je, je)

miércoles, 16 de enero de 2008

Hasta la última gota

Una vez, en Zaragoza, durante el servicio militar, hicimos una marcha de doble jornada con noche al raso. Era verano. Hacía calor. Teníamos que completar un recorrido de unos 30 o 35 km (si no recuerdo mal) e íbamos en grupos de cinco o seis, siguiendo cada grupo rutas distintas, guiándonos con ayuda de plano y brújula. En la mochila llevábamos una caja con la cena del primer día y el desayuno y la comida del segundo. Para cenar teníamos un par de latas (al menos una de pescado) y un postre de compota. Íbamos justos de agua y durante la marcha debíamos racionarla. Yo fui en eso ejemplar: llegué a la cena con 4/5 de cantimplora y salí todavía con 3/4. Pero no contaba con el efecto perverso de las conservas: me desperté a media noche muerto de sed, alargué un brazo fuera del saco de dormir y agarré casi inconsciente la cantimplora. Empecé a beber y a beber y a beber: ¡hasta la última gota! La naturaleza tiene sus exigencias y lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Por fortuna, al día siguiente pudimos repostar agua pronto.

martes, 15 de enero de 2008

No seamos alarmistas, hombre

Porque ya se sabe: «si dices lo que va a pasar, te llaman agorero. Si dices lo que está pasando, te llaman alarmista. Pero si dices lo que ha pasado, te llaman sabio».
Julián Herranz. En las afueras de Jericó.

lunes, 14 de enero de 2008

El niño con el pijama de rayas (2006), de John Boyne

Ya he contado que se trata de una recomendación de un alumno, Carlos, que me sugería que lo incluyera entre los libros que yo recomiendo a los alumnos. Ciertamente es un libro estupendo para primeros lectores: breve (217 págs), original, claro, limpio, sugerente. Lo adopto.
El argumento no es gran cosa, a mi juicio es excesivamente previsible, pero la perspectiva del narrador (que se acomoda a la mentalidad del protagonista, de 9 años) es interesante. Me recordó a El pequeño Nicolás pero en dramático. 4/5.

domingo, 13 de enero de 2008

Homo faber

Yo soy el albañil que con cuidado
suma un ladrillo a otro, y un ladrillo
a otro más, y con algo tan sencillo
completa su horizonte enladrillado.

Ladrillo encima, y a uno y otro lado,
todo sin luz y sin color ni brillo.
A cada paso nuevo, otro ladrillo
y un vivir más angosto y encerrado.

Me supongo tu amor que aguarda afuera,
me supongo tu voz de amor que espera,
me imagino tu voz... mas no la escucho.

Y trato de romper estas paredes
que yo alzo. Y grito por si puedes
romperlas tú. Y, mientras vivo, lucho.

sábado, 12 de enero de 2008

Errores

Quizá el sentido de tu vida sea servir de experiencia para que los demás no cometan los mismos errores.

viernes, 11 de enero de 2008

¡Profe: tiene que leer esto!

Yo hago leer a mis alumnos todo lo que soy capaz. Tengo la convicción de que a través de la lectura se despiertan recursos intelectuales difíciles de precisar, imposibles de sistematizar, pero reales como la vida misma: habilidades sociales, modelos morales, experiencia sentimental, sensibilidad artística, etc. Aparte de la capacidad lingüística, literaria, la atención, el silencio y concentración. Cuestiones todas ellas bastante importantes y en peligro entre los jóvenes de la era audiovisual.
Les “aplico” una lista de nueve libros obligatorios en 1º de Bachillerato y otros nueve en 2º. Me da reparo decirlo porque a veces me enorgullezco del número y otras veces me avergüenzo. Según con quién me compare. No son, además, libros fáciles algunos. Pero no pretendo bailarles el agua a mis alumnos. Ya les mima la sociedad. Yo les trato ascéticamente. Les ofrezco libros voluntarios (algo más gratificantes para ellos) como complemento a los obligatorios por si quieren subir nota. Casi nadie sale traumado de este tratamiento, aunque siempre hay alguno “impermeable a la cultura”. El resultado es que leen ocho o nueve libros por curso de media, pero algunos llegan a quince o dieciséis. Y eso contando sólo con los que forman parte del “currículum”, porque luego están sus lecturas personales que, todo sea dicho, muchos también hacen.
Digo esto porque a la vuelta de vacaciones (martes) me ha venido un alumno de 2º de Bachillerato a contarme emocionado un libro que se ha leído en vacaciones: “El niño con el pijama de rayas”. Y al día siguiente (miércoles), me ha traído físicamente el libro. Yo le he explicado que no lo había leído porque ya llevaba mucho holocausto entre pecho y espalda, pero que si me lo recomendaba él, reconsideraría mi prejuicio. Y aquí estoy, con “El niño con el pijama de rayas”, porque no me suelen recomendar los libros mis alumnos y mucho menos me los suelen dejar por propia iniciativa. ¡Qué alumnos tengo!

jueves, 10 de enero de 2008

El belén que puso Dios (1995), de Enrique Monasterio

Relectura navideña de este libro, pequeño pero valioso. De aquí debí sacar yo (en su día) la idea de escribir un soneto a cada figura del belén. Enrique Monasterio hace esto en este libro, pero lo hace en prosa y lo hace "en bien".
Cuando Dios monta su belén, monta un universo, crea el mundo, porque Dios, cuando quiere hacer una cosa, la hace a lo grande. Su belén cuenta también con figuras torcidas (los que se rebelan contra los planes de Dios) y con figuritas rotas (los Inocentes).
El autor tiene el don de meterse en cuestiones de gran intimidad con bisturí afilado y mano decidida, y sin mancharse. Recrea la oración de personajes del belén y no resulta impúdico ni ridículo sino conmovedor e incluso divertido. Se mueve rozando la catástrofe de lo cursi, como un elefante en una cacharrería, pero no sólo no toca ni un objeto sino que se permite bailar allí un claqué.
Un libro que acerca a Dios y ayuda a aceptarse mejor a uno mismo con sus (mis) propias limitaciones.
Lo paso a "mi estantería". 5/5.

miércoles, 9 de enero de 2008

A la hoguera, a la hoguera

—Supongamos que usted le da el ser a una criatura, y que se lo da con tanta plenitud que la criatura, lejos de reconocer en usted a su causa primera, se imagina ser por sí misma, libre de toda relación entre causa y efecto. Supongamos que Don Quijote, por ejemplo, negara la existencia de Cervantes: esa exuberancia de ser, que Cervantes dio a su héroe y por la cual se ve negado, ¿no sería el más agradable incienso que, como creador, pudiera recibir de su criatura?
— ¡Hum! —observé—. Teorizadores menos peligrosos que usted acabaron en el fuego, cuando el mundo era más prudente.
(Leopoldo Marechal. Adán Buenosayres)

martes, 8 de enero de 2008

Sevilla está donde tiene que estar

Antonio Burgos ha contado en sus artículos más de una vez una curiosa anécdota del torero Rafael Ortega “El Gallo”. Al parecer, después de haber toreado en La Coruña, el maestro decidió volverse pronto para Sevilla. Trataron algunos de desanimarlo: "¿Y ahora se va a ir usted a Sevilla, con lo lejos que está?" y el hombre respondió con seguridad: "No, Sevilla está donde tiene que estar. Lo que está lejos es esto..."

lunes, 7 de enero de 2008

Variaciones y reincidencias (1997), de Javier Salvago

Antología poética de la obra de Salvago entre 1977 y 1997. No he seguido la obra posterior, pero este libro lo tenía pendiente desde hace dos años y, aunque ya lo había hojeado. Al estilo de los románticos, Salvago se asoma a la vida con el optimismo de quien siente una llamada pero sin más reglas que sus propios impulsos. Como los románticos, como Bécquer, su poesía levanta acta de su fracaso. Pronto, muy pronto, se descubre en callejones sin salida (el alcohol...) y poco después se reconoce derrotado: “y en el balcón ondea inútilmente / una bandera blanca.”
Su poesía tiene como tema su propio desconcierto. Al escribir intenta comprenderse, comprender la vida y ofrecer su testimonio. Es sincera (en la medida en que se puede hablar de sinceridad en la poesía) e incluso a veces cínica, debido a su desesperanza.Formalmente se trata de poemas sencillos, de ordinario sin regularidad métrica y sin rima, de tono conversacional y a veces bromista. Una poesía cercana, de clase media. 4/5.

domingo, 6 de enero de 2008

Un poema de Javier Salvago


"Variaciones sobre un tema de Manuel Machado"

El médico me manda no escribir más. Al menos,
me pide que no ponga sobre la llaga el dedo,
que deje de arañarme por dentro como un gato
y, de escribir, que escriba con menos entusiasmo,
que me ande por las ramas —mejor, que fantasee
lo mismo que hacen otros—, que llene las paredes
de tapices, el suelo de mullidas alfombras
y dedique a Venecia y a Pisa algunas odas.
En suma, que no saque mis trapos a la calle
—si por trapos se entienden ciertas intimidades—
y que aprenda a ser pulcro, discreto y decadente
como algunos colegas bastante transigentes.
Total, para que el sueño me otorgue sus blanduras,
imitaré a la grey que aspira a ser oscura.
En un curso intensivo, me aprenderé los nombres
de cuantas telas haya y de todas las flores.
Celebraré los fastos, la gloria, la grandeza
de alguna corte antigua —mejor de ser siniestra—
y afinaré las cuerdas de mi rudo instrumento
para que en adelante suene a Renacimiento.
Si por alguna causa se me agotara el tema
siempre habrá alguna moda, liviana y pasajera,
algo que nos devuelva el sabor del pasado
o su olor, cuando menos, discretamente rancio.
Así que por la paz de un reposo perfecto
—con tal de que no deje testimonio del tiempo
que me tocó vivir—, todo vale. De acuerdo.


(Javier Salvago, Variaciones y reincidencias)

sábado, 5 de enero de 2008

Diferencias metodológicas

Supongo que por ser hombre y vivir solo no comprendía el método que Faye y su madre empleaban para fregar los platos. Lavaban, frotaban y enjuagaban toda la vajilla antes de colocarla en el lavavajillas. Yo siempre había sido de la opinión de que si uno duda de si un plato está sucio o no, es que no lo está.
(Richard Paul Evans. El carrusel)

viernes, 4 de enero de 2008

Limones

Cuando yo era jovencito, con 16 o 17 años, en La Coruña, tenía un amigo al que le gustaba mucho la música y que aporreaba la guitarra con decisión. Se llamaba (y se llama) Santi Santos. En su casa creo recordar que oí por primera vez un disco de Silvio Rodríguez. No hemos vuelto a vernos, pero yo he sabido de él porque los amigos comunes me decían que se había dedicado a la música y tenía un grupo.
Tener un grupo de música era una de esas actividades para las que yo hubiera pronosticado un seguro fracaso rotundo: uno invierte mucha ilusión, tiempo y dinero y cosecha algunos buenos ratos y numerosos disgustos. Pero, al parecer, Santi ha logrado cierto éxito y ha grabado ya varios discos y todavía sigue en la brecha. Admirable. Admirable de verdad. Sus letras son ambiciosas y su voz suena cálida (me recuerda a "Los Secretos"). Aquí os dejo con una canción dedicada a Ferrol y un montajillo de fotos gallegas que alguien le puso de fondo. Con ustedes: "Los limones". Santi, ¡a ver si nos volvemos a ver! Después de esta entrada me deberás el repunte de las ventas de tus discos.

jueves, 3 de enero de 2008

Nunca es tarde

Te has pasado mucho tiempo —muchos años—
volcada con pasión en la tarea
de defender al hombre combatiendo sin tregua a su enemigo;
has gastado en la lucha todo tu buen hacer,
tus dotes naturales, el saber adquirido y tu intuición;
derroche meritorio solamente posible
por esa confianza de no encontrarse sola
de sentir que a tu esfuerzo corresponde el esfuerzo
de otros muchos volcados con pasión
en la noble tarea de defender al hombre
y eso anima a rehacerse en los reveses
y ayuda a superar los momentos de crisis.
Te ha llevado mucho tiempo —muchos años—
reconocer tu error,
que tu empeño era saña,
que has estado alistada al bando que no era
y concienzudamente has golpeado
aquello que en el fondo más querías.
Queda ya poca cera en esta vela.
Por cruel que te resulte
no podrás reparar el daño que has causado.
Por mucho que te duela
te juro que es peor morirse sin saberlo.

miércoles, 2 de enero de 2008

Un abril encantado (1922), de Elizabeth Von Arnim

Dos mujeres inglesas de clase media deciden pasar unas vacaciones en un castillo alquilado en Italia escapando del mundo estrecho que les rodea. Invitan a otras dos damas (una vieja y estirada, otra joven, rica, frívola y vacía) para sufragar entre las cuatro la aventura.
Las vacaciones empiezan siendo muy difíciles porque, salvo una de ellas, todas están encerradas en su propio caparazón. La ingenuidad y generosidad de esa primera va rompiendo las barreras de las demás hasta llegar al final feliz en el que todas se convierten al amor. Toda la novela se mueve en un exquisito tono de humor inglés lleno de sutilezas y de ironías. Los capítulos finales presentan también un divertido enredo matrimonial que termina bien. Graciosa, delicada, aunque con un final excesivamente ingenuo. 5/5

martes, 1 de enero de 2008

El secreto del éxito

Al decir esto se echó a reír, y nosotros también: los chistes de los ricos siempre tienen éxito.
(Oliver Goldsmith. El vicario de Wakefield)