Hacía mucho que había leído este libro (y sus secuelas: Beau Sabreur y Beau Ideal) pero necesitaba releerlo por causa de mis alumnos, también por reconstruir mi opinión sobre él. Siempre lo he considerado una de las novelas míticas para chicos (sacrificio, lealtad, honor heroico, aventuras).
Tiene un comienzo difícil porque las primeras, digamos, cuarenta páginas describen una confusa conversación entre dos veteranos militares que se han reencontrado. Uno (Henri de Bejolais) le cuenta al otro (George Lawrence) un acontecimiento misteriosísimo del que ha sido testigo y todas las hipótesis con las que había intentado explicárselo.
El caso era que tiempo atrás Bejolais había acudido con tropas de apoyo en auxilio de un fuerte de la Legión francesa que estaba siendo atacado por tuaregs. No encontró rastro de los árabes y el fuerte, por su parte, estaba silencioso, con todos los soldados muertos pero apoyados sobre las troneras aparentando vigilar.
La conversación que mantienen es confusa y cuesta interesarse por un relato alambicado al que ni siquiera Lawrence le presta la debida atención.
A partir de ese relato primero, la historia coge vuelo, crece en interés y ya no decae. Si acaso acumula excesivos acontecimientos en el epílogo. 5/5.
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