jueves, 13 de marzo de 2008

La sirena varada (1934), de Alejandro Casona

Casona es un dramaturgo siempre amable y el teatro es para mí una lectura agradecida porque los autores plantean una cuestión y la resuelven en muy pocas páginas. De vez en cuando exploro las obras de Casona en busca de sorpresas. Hasta ahora he leído, que recuerde, El caballero de las espuelas de oro, La dama del alba, La barca sin pescador y el Retablo jovial, y he visto también representada Los árboles mueren de pie (mi favorita hasta la fecha) y Corona de amor y muerte.
La sirena varada es una peculiar historia de amor entre una chica misteriosa (Sirena) y un joven soñador. Me pareció deslavazada. Van apareciendo nuevos personajes que desvelan un misterio (el pasado de Sirena) por el que el lector, o el espectador, no siente excesivo interés.
Me parece que la obra tiene influencias de Jardiel Poncela: hay, por ejemplo, personajes extravagantes como un falso fantasma, un pintor con lo ojos vendados o un payaso. Y algunos diálogos del primer acto buscan la comicidad por esa línea del absurdo.
Creo, por otra parte, que La sirena varada influye a su vez en Buero Vallejo, porque la obra presenta personajes con discapacidades (ceguera, locura) que tienen valor simbólico y hay una tarea de perfeccionamiento moral en el núcleo de la historia.
3/5.

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