Dice el adagio que non bis in idem. Si no me había gustado el tono de 1808 Los cañones de Zaragoza (aquí), ¿para qué leerme otra novela de Lalana? La razón es que ésta que ahora reseño es la que me iba a haber leído inicialmente porque me llegó de la editorial que la promocionaba, pero descubrí curioseando la otra y el tema me interesaba más. No me convenció la anterior y tampoco me ha convencido ésta.
La tuneladora es una historia policiaca narrada por el detective que investiga el caso. El narrador es guasón y un poco cínico y la novela tiene momentos divertidos y otros inverosímiles.
He vuelto a sorprenderme con el uso de las minúsculas: un personaje se refiere a Franco como “el Generalísimo” pero en el texto sale con una minúscula: “el generalísimo”. Como la táctica minusvaloradora ya me había resultado curiosa y mosqueante en la otra novela, confirmo en ésta que debe de ser una estrategia del autor para ahuyentar sus fantasmas. 3/5.
La tuneladora es una historia policiaca narrada por el detective que investiga el caso. El narrador es guasón y un poco cínico y la novela tiene momentos divertidos y otros inverosímiles.
He vuelto a sorprenderme con el uso de las minúsculas: un personaje se refiere a Franco como “el Generalísimo” pero en el texto sale con una minúscula: “el generalísimo”. Como la táctica minusvaloradora ya me había resultado curiosa y mosqueante en la otra novela, confirmo en ésta que debe de ser una estrategia del autor para ahuyentar sus fantasmas. 3/5.
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