martes, 25 de diciembre de 2007

The quiet man (El hombre tranquilo)

En los gustos de las personas influyen muchas cosas. En mi aprecio por esta película de John Ford interviene, sin duda, el recuerdo de mis tres maravillosos veranos infantiles en Irlanda (con 12, 13 y 14 años). También influye el documental de José Luis Guerín: Innisfree, que es un homenaje a esta película y que la ennobleció a mis ojos. Me enseñó a quererla.
La caracterización humorística y exagerada de los personajes me recuerda a la comedia clásica: a Lope, a Shakespeare (La fierecilla domada)..., me recuerda también el tono de El sombrero de tres picos, de Alarcón. Me gusta el sentido del humor; la visión ilusionada del matrimonio: May their days be long, and full of happyness. / May their children be many, and full of health. / And may they live in peace and liberty. Me encantan algunas escenas como la conversación de Mary Kate hablando en gaélico con el cura y, entre todos los personajes, el divertido Micheleen ("Impetuous!, homeric!").
Me divierte además ver sacar un cigarro tras otro a John Wayne y tirarlos después de una sola calada, o dos o tres como mucho.

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