domingo, 9 de marzo de 2008

La casa de la Troya (1915), de Alejandro Pérez Lugín

Es la segunda o tercera vez que la leo. Casi no la recordaba, salvo en lo que se refiere al núcleo argumental.
De vez en cuando me gusta pasear tranquilamente por las páginas de mis libros favoritos, también para ver si resisten la relectura y mantienen su plaza en "mi estantería". Esta novela la mantiene. Tiene además el encanto de ser un libro poco conocido y eso es como un paraje natural que prácticamente nadie visita: más propio.
El argumento es, más o menos, como sigue: Gerardo es desterrado a terminar la carrera de Derecho en Santiago de Compostela porque su padre teme que en Madrid termine por dilapidar su juventud y su fortuna. Gerardo está profundamente deprimido en Santiago, pero la generosa y divertida amistad de sus compañeros de residencia estudiantil (la casa de la Troya) logra poco a poco sacarle del abatimiento. Pronto conocerá también a Carmen Castro de la que se enamorará. Santiago de Compostela tendrá entonces otro color para él. De todas formas, conseguir el amor de Carmen va a ser difícil.
No la recomiendo mucho por miedo a las dificultades del estilo (retórica alambicada, léxico dialectal) pero es muy amable, bienhumorada y "gallega hasta las cachas”. Superadas las primeras cincuenta páginas, el libro avanza bien, aunque al final se ralentiza un poco.
Me he fijado en un detalle no digo secundario sino terciario o cuaternario: el protagonista, Gerardo Roquer, convence a su padre para que regale un juego completo de instrumental médico a un buen compañero: el esforzado Pulleiro. Un estudiante humilde, recto y verdaderamente trabajador. En contra de lo que yo creía recordar, Pulleiro lo acepta y queda agradecidísimo a los Roquer. ¿Por qué pensaba yo que lo rechazaría como un atajo tramposo en sus planes de futuro? Todavía no lo sé, pero creo que se me ha interpuesto el recuerdo de un pasaje parecido en no sé qué novela de Palacio Valdés.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Cosa curiosa, no me habia topado con alguien que hubiera leído este libro. Yo lo encontré en una venta de libros usados, y me llamo la atención la pasta, ni siquiera el contenido porque no lo revisé (uno de esos momentos inspirados en que compras sin razón). Luego lo leí y aunque al principio me pareció complicado (el lenguaje me enredaba) no tardé en disfrutarlo enormemente, me encantó. Las aventuras de los "troyanos", los amores de Gerardo, etc, los dialogos de sus amigos, en fín. Un universo de diversión encerrado en un libro encantador.

alfonso dijo...

Me alegra encontrar otro amigo de los troyanos.
Un saludo.

Unknown dijo...

Yo la compré hace unos dos años. También de viejo, una edición del sesenta y tantos (hay una edición actual).
Había oído hablar de la casa de la troya, aparte del restaurante que hay en Trujillo. Y la verdad, no me esperaba que el argumento fuera el que está siendo. La estoy leyendo actualmente y me está resultando encantadora. Vale que no sea un monumento de la literatura, pero desde luego es perfectamente costumbrista y evocadora de una época. Además trata el asunto del enamoramiento de una manera bastante natural y, en mi parecer, nada cursi.

Y con un poco de conocimiento o contacto que uno haya tenido con los gallegos y lo gallego, el efecto de la obra aumenta.

En definitiva una obra encantadora

alfonso dijo...

Esto se está convirtiendo en un cuarto de La Casa de la Troya. La visité una vez en Santiago y me sorprendió lo pequeñita que era. Una casa realmente apretadísima (pero donde se está muy a gusto, porque uno encuentra buenos amigos).

miguel nieto bernat dijo...

Bien amigo de Villa Molina, no sé su nombre, ni de donde es usted, supongo que no es de Santiago, y ni tan siquiera Gallego. En ese sentido todos esos comentarios adolecen de lo mismo, ¿quienes son? ¿son gallegos?¿qué quieren? ¡ Es verdadera, sentida, intelectual, palabrería tertulina corroborada, etc,¡ Bien por La Casa de la Troya, que además de libro, novela famosa, que compitió con largueza con Vida de Quijote y Sancho en el centenario anterior.Y que además es pelí, dirigida por Alejandro Peréz Lugin, en una primera versión de 1924, (más o menos) y después ha tenido segunda, versión. Y además es obra de teatro, llevada a los escenarios de forma abreviada, por Linares Rivas... es uno de esos cuadritos simpáticos, que duran poco, y solo nos trae a la memoria, la idea argumental.
En lo línea que iba comentando, diría que a mí también me gustó en su día, ya hace más de 30 años, La casa de la Troya, y aquellos si que eran tiempos. Los congelados no habían comenzado, la televisión en color, la autopista, los grupos turisticos, etc, etc, Cada día Santiago de Compostela se encuentra más inmerso, no solo en el mundo estudiantil, pues la suerte, la ha llevado a compartir cartelera con otras ciudades de la misma provincia, La Coruña, - Escuela de arquitectura,- y una docena larga de carreras con títulación de echo, en distintas ciudades.Yo, quería aclarar nunca he sido buen estudiante, aunque sí, lector emperdernido, y no contumaz,cosa está de contumaz, rabillo, o latiguillo, heredado de la época franquista, y por supuesto, no siendo tan buen estudiante, y tampoco de lectura tan magistral, o de influencia social, familiar, ecónomica, poética, etc, etc, solo añadiría, algún cartel, de esos antiguos de información y turismo, que antes se hacían con motivo del año Santo Compostelano,"para ilustrar el hermoso escenario que es Santiago".
Bueno, yo también he leído en diversas épocas el susodicho libro, y digamos que no estoy seguro, en estos días de correciones ortográficas, y demás renovaciones lingüisticas, de susodicho, sea "termino""vocablo"sustantivo", o solo un rabudo quieto, que con el tiempo, se transforma en un político, como Nuñez Feijó, o solo un vicepresidente, muy enredador, y algo conocido. El bloque nacionalista gallego, no está de suerte, me refiero, que hacemos pasandonos la bola de un libro antiguo, cuando también se cirula por la autopista A-9,creo que es, y el pulpo, señores quien diferencia el pulpo, si tiene buena cara y con un poco de pimentón, etc, etc, y quién le pregunta si es congelado, o solo guisando, o con mahonesa. Saludos Troyano.

Conchi Sarmiento dijo...

"Me he fijado en un detalle no digo secundario sino terciario o cuaternario: el protagonista, Gerardo Roquer, convence a su padre para que regale un juego completo de instrumental médico a un buen compañero: el esforzado Pulleiro. Un estudiante humilde, recto y verdaderamente trabajador. En contra de lo que yo creía recordar, Pulleiro lo acepta y queda agradecidísimo a los Roquer. ¿Por qué pensaba yo que lo rechazaría como un atajo tramposo en sus planes de futuro? Todavía no lo sé, pero creo que se me ha interpuesto el recuerdo de un pasaje parecido en no sé qué novela de Palacio Valdés."

¿Y desde el tiempo a ésta parte no recuerdas qué novela de Palacio Valdés es?
Hola, a todo ésto. ^^
Yo ando leyendo ésta novela ahora y la estoy disfrutando muchísimo... Ay, si te acordaras de ese pasaje... La curiosidad...
Un saludo!

alfonso dijo...

Pensaba que la novela de Palacio Valdés era "Tristán o el pesimismo" pero la he revisado por encima y no lo he visto. Me suena un pasaje en el que un futuro médico, al recibir un equipo completo de cirujano, rechaza el regalo porque le hace demasiado fácil un ascenso que desea conseguir por sus propios medios (como el que quiere construir "su" casa, aunque humilde, y no vivir en una regalada). Debo de haber perdido la neurona que retenía el dato.

Conchi Sarmiento dijo...

¡Pena de neurona! XD Pero no importa: al menos la pista existe. Si algún día doy ocn esa novela, ese pasaje, vendré a comentarlo.
¡Un saludo!

Conchi Sarmiento dijo...

¡Pena de neurona! XD Pero no importa: al menos la pista existe. Si algún día doy ocn esa novela, ese pasaje, vendré a comentarlo.
¡Un saludo!

marissa dijo...

A mi también me encantó,la leí porque mi madre me la prestó y justo cuando me encontraba en mi mñas terrible rebeldía de juventud y de tanto leerla se gastaron las hojas pero es buenísimo para curar cualquier tipo de depresión,ji,ji, es excelente

MARISSA E












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Anónimo dijo...

Leí La casa de la Troya en ARgentina, como lectura obligatoria del ciclo secundario (tendría 12 o 13 años en el final de los años ) y me impactó profundamente. AHora estaba viendo la película de 1959 por TVE y me emocionó. Por eso busqué en Google referencias y caí en tu blog. Vale!

Hugo dijo...

Yo he disfrutado muchísimo lo obra, sobre todo por los personajes secundarios, que parecen ser casi todos tomados de la realidad: El camarero Rafael, Casimiro Barcala, Pulleiro, Madeira, etc,etc. Hay momentos en que me sentía en Santiago, caminado con los "troyanos".