Entre la nada y la vida es el relato de la conversión al catolicismo de la autora a los 35 años. Ella explica en el libro que se hubiera considerado católica desde mucho tiempo atrás e incluso iba a misa casi todos los domingos, pero no consideraba la fe como algo verdadero y ni siquiera creía que existiese la verdad.
La autora describe con maestría el ambiente de cinismo y escepticismo en el que se educó y cómo buscaba infructuosamente en los que le rodeaban una orientación en la vida. Incapaz de dar con el sentido de las cosas sí que descubría, en cambio, con claridad, que los criterios con los demás se conducían eran insuficientes o mentirosos.
En ese panorama de desesperación abrieron una brecha algunos ejemplos singulares de vida coherente, con los que se encontró sorprendida; pero, sobre todo, el ejemplo de Juan Pablo II. Leyendo por azar la biografía que George Weigel escribió del Papa, entendió lo que significaba creer (de verdad) y la transformación radical que esas convicciones dan a la vida.
La mayor parte del libro está dedicada a mostrar la frustración de no encontrar qué hacer con la propia vida y en esa tarea se hace un pelín reiterativo. La personalidad de la autora es, digamos, filosófica: descubre la pobreza de planteamientos vitales que a otros parecen servirles. Quizá otros lectores encuentren que Gloria Cruz exagera o se toma las cosas por la tremenda. En realidad saca las consecuencias últimas de lo que ve y descubre las inconsistencias. Para mi gusto, es un libro muy recomendable. Lo que cuenta tiene mucho interés y lo cuenta muy bien. 5/5.
La autora describe con maestría el ambiente de cinismo y escepticismo en el que se educó y cómo buscaba infructuosamente en los que le rodeaban una orientación en la vida. Incapaz de dar con el sentido de las cosas sí que descubría, en cambio, con claridad, que los criterios con los demás se conducían eran insuficientes o mentirosos.
En ese panorama de desesperación abrieron una brecha algunos ejemplos singulares de vida coherente, con los que se encontró sorprendida; pero, sobre todo, el ejemplo de Juan Pablo II. Leyendo por azar la biografía que George Weigel escribió del Papa, entendió lo que significaba creer (de verdad) y la transformación radical que esas convicciones dan a la vida.
La mayor parte del libro está dedicada a mostrar la frustración de no encontrar qué hacer con la propia vida y en esa tarea se hace un pelín reiterativo. La personalidad de la autora es, digamos, filosófica: descubre la pobreza de planteamientos vitales que a otros parecen servirles. Quizá otros lectores encuentren que Gloria Cruz exagera o se toma las cosas por la tremenda. En realidad saca las consecuencias últimas de lo que ve y descubre las inconsistencias. Para mi gusto, es un libro muy recomendable. Lo que cuenta tiene mucho interés y lo cuenta muy bien. 5/5.
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