Una señora novela. Me ha impresionado. Un pelín áspera, al estilo de El señor de las moscas de William Golding aunque menos pretenciosa y más intimista.
Arranca con un padre y un hijo avanzando solos por una carretera en un mundo desolado por cierta catástrofe apocalíptica. El lector no sabe qué ha sucedido, qué buscan, de quién huyen. McCarthy narra con autoridad y obliga al lector a suspender las preguntas hasta cuando él disponga.
El padre conmueve y el hijo conmueve y el paisaje es un horror; cada vez más horroroso. Todo está arrasado y consumido. De los lugares no quedan ni los nombres. Tampoco sabemos los nombres de los protagonistas: "el hombre" y "el chico".
El libro habla sobre el amor del padre, sobre la fortaleza, la esperanza, la fe y la sencillez de corazón. El padre y el hijo se necesitan el uno al otro aunque en sentidos diferentes. Extraordinario. 5/5.
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