Es una conmovedora historia de uno de los niños vascos que fueron exiliados a Europa mientras duró la Guerra Civil española. Cuenta su manera de salir adelante tanto en lo que se refiere a organizarse la vida como en lo que es recomponer su interioridad cuando convive con una familia en Bélgica, lejos de sus padres y de su país. Casi todo el mundo a quien se lo recomendé compartió mis opiniones.
Se lo he recomendado mucho a chicos quinceañeros con gran éxito (no total pero muy alto: “muy bueno”, “el mejor libro que he leído”, etc.). Yo lo he releído ya alguna vez y me emociona la capacidad del autor para reconstruir el interior de Santiago Celaya y su forma de interpretar lo que sucede. Es una interminable sucesión de gratas sorpresas, delicadeza y energía. El libro ha sido Premio Nacional de Literatura el año de su publicación.
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