lunes, 28 de enero de 2008

Journey's end (1928), de Robert Cedric Sherriff

Journey's End es un drama costumbrista. Está inspirado en la experiencia personal del autor: intenta recoger la vida de los oficiales ingleses que participaron en la I Guerra Mundial. Es también una reflexión sobre la lealtad, el heroísmo, la disciplina.
A las trincheras inglesas en Bélgica llega la Compañía del Capitán Stanhope. Tienen previsto pasar allí una semana, y todo parece indicar que esa estancia coincidirá con el gran ataque de los alemanes.
Stanhope es un capitán joven pero muy competente y entregado. Lleva, sin embargo, demasiado tiempo de servicio y los sufrimientos de la guerra y el desorden con el alcohol están minando su resistencia: está al límite de sus fuerzas.
A su Compañía llega destinado un jovencito oficial: el Teniente Raleigh. Llega fresco y muy ilusionado. En realidad ha llegado allí por enchufe, porque admira a Stanhope y quería servir a sus órdenes. Se conocen del colegio y de que Stanhope es novio de la hermana de Raleigh.
Stanhope recibe a Raleigh con frialdad y disgusto porque va a ser testigo de sus horas bajas; y a este conflicto personal se añaden los problemas del mando y de la convivencia.
Toda la obra se desarrolla en un único escenario: el refugio subterráneo de una trinchera. Muy humana. Como he contado antes (aquí), han vuelto a representarla con éxito en Londres y Nueva York. 5/5.

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