sábado, 17 de noviembre de 2007

La patente de corso (1988), de Patrick O’Brian

Duodécima novela de la serie de Aubrey y Maturin. Aubrey ha sido expulsado de la Armada por su implicación en un escándalo financiero pero recupera la fragata Surprise y obtiene patente de corso (permiso para piratear). Estamos a principios del sg. XIX e Inglaterra está en guerra con Napoleón.

Leí los diez primeros capítulos bastante seguidos y con satisfacción. Luego disfruté bastante con Master and Commander (soy, además, forofo de Peter Weir) y ahora vuelvo a la serie cuando quiero despejar la mente.
No sé de náutica y no entiendo toda esa jerga de trinquetes, batayolas, obenques y coyes pero tampoco el doctor Maturin se aclara y sin embargo se lo pasa bien embarcado. Disfruto con la recreación costumbrista de la vida en una fragata de entonces y con las lecciones prácticas de ejercicio de mando que Jack Aubrey dispensa.
"Cuando era capitán de barcos del rey, Jack Aubrey nunca había hablado con nadie de este tipo de asuntos. Siempre había guardado silencio sobre las cuestiones estratégicas y las tácticas adecuadas para sostener un combate, aunque no porque siguiera ninguna teoría, sino porque le parecía obvio que un capitán estaba al mando de un barco para mandar y no para pedir consejo o presidir un comité. Conocía capitanes que habían formado consejos para consultarles asuntos de guerra, y el resultado casi siempre había sido una prudente retirada o la falta de un ataque decisivo."
Me lo he leído en un izar y arriar de velas. 4/5.

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