viernes, 19 de septiembre de 2008

Maximina (1887), de Armando Palacio Valdés

Maximina es la continuación de Riverita. Riverita es una novela de formación (infancia y juventud del protagonista); Maximina arranca donde otras novelas concluyen: con la boda.
Miguel Rivera es un hombre bien situado en la sociedad madrileña, pragmático, un poco exaltado y un poco cínico y descreído. Su mujer, Maximina, es jovencísima e ingenua, hermosa, sensible y piadosa, casi una niña. Maximina encaja con dificultad en la sociedad urbana dominada por las apariencias y la afectación. Es un remanso de idealismo y amor limpio en un entorno mundano. Como un don Juan ante doña Inés, Miguel contempla desconcertado el amor que le tiene su mujer y percibe que se encuentra ante un don de Dios. Maximina era también el nombre de la esposa de Armando Palacio Valdés, fallecida dos años antes de publicar esta novela.
El libro avanza, sin grandes brillos ni oscuridades, haciendo costumbrismo de la vida burguesa del Madrid de la segunda mitad del sg. XIX, más bien anodino, hasta que afrontamos el final. En las últimas treinta páginas reúne el autor varios acontecimientos apasionados (algunos en los que se percibe la fuerza de lo autobiográfico) y la novela gana mucho peso y entidad. Me deja un buen recuerdo.
4/5.

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