Ya he explicado en ocasiones anteriores mi debilidad por las novelas históricas sobre Roma (me gusta el latín, me gusta el mundo clásico, me gusta analizar el trabajo del escritor). También he señalado que últimamente se acumulan en los escaparates las novelas de ese tipo, todas además con títulos y portadas muy semejantes. Yo me he leído unas cuantas.
Lo cierto es que no soy muy dado a experimentos: sigo a los autores que me han gustado y aquellos de los que recibo recomendaciones fiables.
Esta novela ha sido una recomendación leída aquí y no me ha defraudado.
El narrador es el general romano que, al mando de la Vigésima Legión (unos seis mil hombres), se esfuerza por contener la invasión de la Galia por los pueblos germánicos (alamanes, vándalos, burgundios, suevos etc., más de cien mil personas) a principios del siglo quinto.
La perspectiva de los acontecimientos narrados (históricos en buena medida) es la de un militar: continua evaluación táctica de las situaciones; desánimo ante la administración civil; relaciones humanas cortantes, sin concesiones.
Máximo es un hombre muy profesional, honesto y chapado a las antigua. Representa con orgullo a un Imperio que se desmorona, es creyente fiel de los misterios de Mitra en un mundo ya cristiano, es jefe de un ejército..., es inevitablemente un hombre solo.
La novela es austera y muy sólida. 4/5
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