Varios factores me animaron a leer este libro. Por un lado había leído una recomendación de un amigo cuyos gustos tengo en consideración. Por otro lado, lo oí asociar a Autorretrato con radiador, el deslumbrante librito de Charles Bobin. Finalmente, se trataba de una crisis anímica en un profesor de Lengua y yo también soy profesor de Lengua y estoy cada dos por tres en crisis.
En fin, no sé si será suficiente para que nos entendamos explicar que el libro, con sólo 150 páginas, se me ha atascado en varios momentos. Los capítulos cortos, considerativos, reflejo del tono vagamente melancólico del protagonista, consiguieron también hacer flojear mi entusiasmo de lector.
Lo acabé, agradecí también que el protagonista recuperara un poco el entusiasmo, pero no tengo mucho más que decir. No hemos sintonizado. 2/5.
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