viernes, 28 de mayo de 2010

Farsa y Justicia del Corregidor

Hace mucho que no dejo noticias por el blog, porque todo artista pasa de vez en cuando por etapas de sequía.
Lo dicho es por analogía. El artista digamos que soy yo y la sequía es que no sé qué decir o no tengo mucho que decir.
El curso ha entrado en su fase final: alumnos quejosos por la media o por la nota de este examen, padres preocupados porque se ve inminente el cumplimiento de lo que se veía venir, alumnos nerviosos por la selectividad (ahora PAU) que llega, etc.
Mi cerebro está casi en blanco. No consigo leer. No tengo mucho que contar.
En pequeñito (por si nos oye la SGAE) debo decir que he representado con alumnos de 13 años "Farsa y Justicia del Corregidor" de Alejandro Casona. Van ya tres representaciones diferentes: una en un hospital ante niños en tratamiento oncológico, otra para alumnos pequeños (10 y 11 años) y otra para padres. Divertidas anécdotas en todas (pero estoy cansado y me las callo). Perdonad este silencio parcial.
Tened en cuenta al menos que he roto el silencio absoluto. Gracias.
¡Oh, Cielos! Ni siquiera he felicitado a Santi por su cumpleaños.
¡Santi (si pasas por aquí): muchas felicidades atrasadas!

jueves, 6 de mayo de 2010

The jungle book (1894), de Rudyard Kipling


Tengo aprecio por la figura de Kipling y, sin embargo, mi aprecio no acaba de encontrar refrendo en sus libros. Me gustó Kim, hace años, pero sin entusiasmos; y ahora me ha gustado The jungle book, también sin entusiasmos.

La parte de Baloo, Mowli y compañía (los cuatro primeros capítulos) la tengo estragada. No he logrado librarme del recuerdo de la versión de Walt Disney. Es un recuerdo lejano, pero que se impone. Las otras historias, a su lado, se convierten en una especie de prórroga un poco insípida.

En general, The jungle book comparte ese ecologismo primero que usaba el recurso divertido de pintar a los animales como hombres y a los hombres como animales. Ahora que legalmente se le conceden a las bestias cosas que se niegan a las personas, que falta sensibilidad ante muchas injusticias y sufrimientos humanos pero sobra para protestar contra los abrigos de pieles, el toreo o la caza... Ahora que se protegen los huevos de águila real o las crías del lince ibérico mientras se promueve el aborto o se les dan "derechos" a los monos... ahora ese tono simpático ya no me hace gracia. Casi diría que estas lecturas han pasado a ser poco recomendables, subversivas.

En fin, quizá exagero un poco. 3/5.

lunes, 3 de mayo de 2010

Ángulo de reposo (1971), de Wallace Stegner


Me había gustado tanto la primera novela de Stegner traducida al español (En lugar seguro, 1987; mi comentario aquí), que me planteé leer ésta en cuanto supe que también lo habían editado. Sólo me retraía su extensión (700 páginas).

El narrador inicial es un profesor universitario retirado, un historiador que decide escribir la historia de sus abuelos: un matrimonio emprendedor, que vivió en el "legendario" Oeste (California, Colorado, Idaho) a fines del XIX.

Al principio de la novela me volvió a impresionar el dominio narrativo de Stegner porque construye varios personajes distintos, de distintas épocas, les da voz y personalidad y luego combina esas voces con acierto, sin confundirlas, como un compositor se sirve de instrumentos de diferente naturaleza.

Después disminuyeron los alardes narrativos, creció la historia y me fui interesando más y más por la vida de los abuelos. No tanto por los hechos exteriores como por la evolución de cada uno y por la repercusión que esa evolución iba teniendo sobre su relación matrimonial: algo que Stegner describe con maestría (y algo que ya me había impresionado en la otra novela). Luego se me hizo un poco insípido el último tercio.

El libro empieza firme y va decayendo, también porque los protagonistas empiezan jóvenes y vigorosos y terminan gastados. Leído con trabajo. 3/5