Llevaba mucho tiempo con el deseo de leer un tratado sobre la cuestión teológica de la gracia de Dios cuando de pronto descubro que Juan Luis Lorda ha escrito uno y lo tengo en mi casa. ¡Perfecto!
A Lorda lo puse en un altarcillo después de haber leído otro libro suyo: La moral, el arte de vivir. Me pareció un ensayista muy ordenado, claro y sugerente.
Este de La gracia de Dios es un manual de teología escrito con intención didáctica: el lector avanza muy acompañado (esto es importante, esto es menos; esto lo veremos luego o se puede estudiar más a fondo en aquel otro libro... ). Anuncia con frecuencia lo que se va a ver y recapitula lo que se ha visto.
Buscaba yo un poco de formación católica sobre una cuestión de fondo en la "lucha interior" (el empeño por crecer en amor de Dios) y me he encontrado más cosas.
Resulta que el primer Padre de la Iglesia en tratar en profundidad sobre esta materia fue S. Agustín, y san Agustín es otro de mis intereses. Leí con admiración las Confesiones; usé algunos fragmentos suyos para traducir en Latín de 3° BUP (ya ha llovido desde aquello); y este año he tenido que explicarlo por primera vez en Filosofía de 2° Bachillerato.
El otro gran tratadista de la gracia es Sto. Tomás de Aquino, otro de mis pensadores admirados y otro de los autores que tengo que explicar en Filosofía.
Las polémicas teológicas relacionadas con la gracia me interesan mucho también: el pelagianismo, de tiempos de san Agustín, que fiaba la salvación en la lucha ascética, y el protestantismo, que rechaza en cambio la lucha interior e incluso a veces llega a considerar perjudiciales las buenas obras (porque ensoberbecen). El protestantismo me interesa porque me atrae la historia del sg. XVI y me intriga el carisma de Lutero. También tengo el deseo de comprender mejor la religiosidad yanqui, donde se vive, creo, un protestantismo vigoroso.
En el siglo XVI hubo también una polémica entre teólogos católicos sobre la importancia de la voluntad humana en la propia salvación. Se llama De auxiliis. Los seguidores de Báñez insistían en la prioridad de la gracia (es Dios quien salva, es una gracia, un don gratuito). Los seguidores de Molina destacaban que si no tenía la voluntad humana una responsabilidad previa (un sí o un no), la condenación entonces también sería una iniciativa de Dios. Se trata de una polémica intrigante pero sin solución clara.
En la parte final del libro afronta, en un anexo, dos teorías polémicas de teólogos actuales (Lubac y Rahner) que resultan más complejas. 5/5.