lunes, 31 de diciembre de 2012

Valor de ley (1968), de Charles Portis

Vi hace meses la película de los hermanos Coen sobre esta novela. Me había gustado lo que en cine llaman "fotografía" pero sobre todo los diálogos. Según he comprobado con esta lectura, el guión procede casi tal cual de la novela. Incluso aquellos detalles que yo hubiera atribuido a los Coen (los excesos brutales, por ejemplo). Son antológicas las escenas en que Betti habla con el vendedor de caballos, del que intenta cobrar una indemnización y al que quiere devolverle una compra, o con Chaney, el asesino de su padre.
Los personajes (todos: principales y secundarios; buenos y malos) están tratados de un modo curioso pues crecen en ocasiones como héroes épicos pero poco después quedan en ridículo como caricaturas de una comedia. Mantienen siempre sin embargo su dignidad y el autor no es machacón: le da un corte a un personaje y pasa ya a otra cosa sin insistir. El resultado es sorprendente y muy divertido aunque al final, exagerado. 4/5

martes, 25 de diciembre de 2012

martes, 18 de diciembre de 2012

Lo que va de ayer a hoy

Las sociedades cambian. Mantienen líneas fronterizas de lo que les resulta admisible y lo que no, pero esas líneas se desplazan poco a poco.
He aquí un ejemplo estremecedor de dónde estábamos en 1967 (Barcelona) y una invitación a reflexionar sobre dónde estamos ahora.

(Vía El café de Ocata)

viernes, 7 de diciembre de 2012

El Girasol (2005), de Richard Paul Evans


Un desengaño amoroso lleva a una chica a viajar a Perú, para participar en un campo de trabajo. Allí se enamora de un médico estadounidense. El amor trae cierto consuelo a su intimidad herida, a la vez que crea nuevos conflictos sentimentales en ella y en los de alrededor.

Los peros que le encuentro a esta historia son:
1. La historia está contada "desde lejos" (el narrador afirma haber novelado lo que le habían contado).
2. Los acontecimientos duran muy poco tiempo. Salimos de un desengaño para entrar en un enamoramiento. Cóctel sentimental excesivamente cargado.
El autor es un escritor norteamericano al que sigo con interés porque escribe novela románticas limpias, de lectura fácil aunque un poco blandas y con moralina. Dos o tres novelas suyas me han gustado sin entusiasmar (El carrusel, Un día perfecto, El don); dos o tres me han sabido a poco (La caja de Navidad, El girasol). 3/5

domingo, 2 de diciembre de 2012

Capitanes intrépidos (1896), de Rudyard Kipling

Leí el libro porque me interesaba ver si valía como lectura para mis alumnos. Me pareció muy aprovechable para 2º, 3º o incluso 4º de la ESO.
Cuenta la historia de un jovencito rico y caprichoso que cae al mar y es rescatado por unos pescadores. Convive con ellos unos meses y vuelve no solo sano y salvo sino convertido en un hombre.
El libro va un poco escaso de acción (no hay grandes acontecimientos en el barco; mucho costumbrismo.) Abundan a veces los términos marineros (me recordó en eso a los libros de Patrick O'Brian). Algunos pasajes me parecieron un poco difíciles de seguir, pero quizá era por culpa de la pésima edición que usé para leerlo (aclaro que no era la de Alianza que he puesto como ilustración de esta entrada) .
La historia tiene mucha moralina pero se presenta con contundencia inapelable. No sermonea.
4/5

sábado, 1 de diciembre de 2012

Para llegar a puerto (2011), de Francisco Fernández Carvajal

Se trata de una introducción a la tarea de dirección espiritual. El libro recuerda la conveniencia de acudir a personas experimentadas en busca de apoyo y consejo en el empeño personal por buscar la santidad y tratar a Dios en la vida ordinaria. La dirección espiritual es, en la vida cristiana, como el coaching en el mundo profesional: una ocasión de buscar orientación y también objetivar situaciones o encontrar aliento en las dificultades. Entendido,además, desde una perspectiva de fe, la dirección espiritual es expresión del deseo humilde de conocer la voluntad de Dios. Para llegar a puerto pretende ayudar a todos aquellos (sacerdotes o no) que se proponen orientar a otros en su vida cristiana o tienen la responsabilidad de hacerlo.

La primera parte del libro es para mí la más original e interesante porque explica algunas características de la dirección espiritual y aconseja sobre el modo de hacerla. Después (casi la mitad del libro) hace un repaso sobre los contenidos de la dirección espiritual y esa parte del libro ya es más básica porque es una revisión general de las virtudes que debe tener un cristiano y el modo de vivirlas en el mundo de hoy.

Supongo que, dependiendo de la formación que traiga consigo el lector, esta parte del libro le resultará más provechosa o menos pero a mí -y perdonadme la exhibición- me pareció demasiado elemental. 4/5.