Los buenos modales dicen que, cuando uno se va, debe despedirse. Yo me he ido del blog a fines de junio y todavía no he dicho esta boca es mía. Y lo siento. Y aquí estoy para despedirme.
No es una despedida definitiva, creo. Es la propia de las vacaciones.
No siempre tengo conexión a la red, y apenas leo. El tiempo libre de que dispongo se lo está engullendo la tesis.
Me he propuesto sacar un capítulo en verano y luego en septiembre plantearme el resto. He empezado a desempolvar los archivos (informáticos) y trato de escribir, con sangre, sudor y lágrimas (virtuales).
Creo que esto es comparable a la pretemporada de un deportista: igual que él tiene que recuperar la forma, yo noto el óxido en las neuronas y encuentro trampas por doquier donde quedarme atascado.
Siento el abandono del blog. Ojalá pueda remediarlo pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario