En mi entrada anterior comentaba que había leído La Tempestad de Shakespeare como preparación para verla representada. El hecho (aunque por mi lamentable abandono del blog aparece ahora en mayo) tuvo lugar en enero, si no recuerdo mal. Fernando, un gran amigo y antiguo compañero de trabajo, me envió una recomendación para que asistiera y fui en cuanto pude. Iban a retirarla poco después.
Ya he contado que La Tempestad no es de mis obras favoritas. Pero esta representación vale verdaderamente la pena. Es inteligente, es muy variada, es divertida y espectacular.
Desde hace dos o tres días la están reponiendo en el teatro Galileo de Madrid.
¡Vedla!
Yo repito este miércoles para llevar a algunos alumnos.
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