Este poema lo recordé los comentarios al experimento educativo de Federico II de Prusia (aquí).
PRIMERO EL ANIMAL Y LUEGO EL HOMBRE
S. repetía a quien prestaba oídos
el firme principio educativo
aplicado dieciochos años a su único hijo:
Primero hay que hacer al animal
y luego al hombre.
Algunos comentaron a su espalda
que aguardaban expectantes
la segunda etapa.
Nosotros imparciales, disculpemos a ambos,
si podemos.
Tanta provocación
excusa a los vecinos de resistencia heroica.
En cuanto al padre...
(seducido quizá por alguna corriente naturista),
digamos que reiteraba el lema,
movido de variables impulsos instintivos,
aturdido sin duda por la complejidad alarmante del propósito.
(Juan Bárbara, La alegría, en singular, se escoge)
1 comentario:
muy bueno!
buen recurso, el humor, para hablar de un tema por lo demás dramático
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