Leyendo Los hijos de Húrin me he tropezado con una idea recurrente, que ya había leído y considerado con anterioridad: es posible que quien huye de la muerte o el dolor se encuentre sin embargo con ellos en la huida; es posible huir al encuentro.
La cita concreta procede de Sador, un criado. Sador considera una paradoja en su vida que, después de haber sido soldado, la herida que le dejó minusválido (cojo) viniera como consecuencia de un accidente doméstico como leñador, y dice así:
…mi amor por la lucha se había saciado, pues había visto ya bastantes heridas y sangre derramada, y obtuve permiso para volver a los bosques que tanto echaba de menos. Y allí recibí mi herida; porque el hombre que huye de lo que teme acaba comprobando que sólo ha tomado un atajo para encontrarse con ello.
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