lunes, 6 de octubre de 2008

Re-conocimientos

En la primera página de la primera novela que leo de Maurice Baring (Recuerdo inquietante), aparece una idea que ya había leído en la única obra de teatro suya que conozco (The rehearsal).

Leo una página y reconozco cosas. ¡Qué extraña coincidencia!

¡Qué ironía que un artista, cuya obra haya sido hasta determinado momento considerada seria y sólida, emplee de pronto un lenguaje festivo que pueda a veces llegar a ser vehículo de su obra maestra! Cervantes escribió Don Qujote para distraer el tedio de sus horas de cárcel, y posiblemente Shakespeare escribió algunos de sus más bellos pasajes a instancias de un actor importuno creído de que su parte era demasiado corta.

El final me suena a barbarismo del traductor, pero yo quería recordar que esta idea la utilizó Baring como ya señalé aquí.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo

alfonso dijo...

Puestos a dejar un comentario, mi querido anónimo, no estaría de más que concretases un poco el motivo del desacuerdo.
Debo decir, de todas formas, que yo no comparto del todo la idea de Baring. Me parece una paradoja ingeniosa que un hallazgo genial pueda surgir en un momento de distracción, pero no creo que sea una regla.
Mi sorpresa no es por coincidir con él; es por encontrar la misma idea expresada en las dos únicas obras de Baring que he leído.