Asaltado de dudas repetí el decir de Valerio: “Pa empezar toditos somos güenos”. ¿Me vería yo vencido después de mi primer ensayo? Eso sólo podría decirlo el futuro; por el momento, lejos de arredrarme sentí un gran coraje, y tuve la certeza de que me había de romper el alma antes de ceder a las fatigas o esquivar algún peligro del arreo.
(Ricardo Güiraldes, Don Segundo Sombra)
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