Velia había insistido en que Liu era un hombre amable, justo, servicial, inteligente y hábil. Iván lo había admitido todo, pero finalmente había dicho: "Es demasiado culto". Entonces Velia había alegado que también papá era un hombre culto; pero Iván, con una mirada ladina, había sacudido la cabeza y había apuntado: "Sí, exteriormente quizás lo parezca, pero en el fondo es tan buena persona como nosotros".
(Ricarda Huch. El último verano)
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