En el calendario escolar toca en estos días recoger la cosecha de calabazas. Son calabazas plantadas con amor en septiembre y regadas y cuidadas con esmero a lo largo de tres trimestres.
En la línea del chiste que he puesto, recuerdo que alguien me contó de un maestro de pueblo que le dijo a un alumno al que veía condiciones para seguir estudiando: "Dile a tu padre que, si puede, venga a hablar conmigo".
El padre llegó un día, un poco azorado y empezó disculpándose: "Mire, don Matías, no sé lo que habrá hecho el chico, pero por si acaso que sepa que yo ya le he dado una bofetada."
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