miércoles, 28 de mayo de 2008

Un pasaje del “Libro de Adán y Eva”

NO SE HA SABIDO SI ADÁN Y EVA FUERON REALMENTE FELICES

Nuestros primeros padres eran vegetarianos.
Les caían los frutos redondos en las manos.
Brillaban los naranjos, solares, valencianos,
y más allá, en la niebla, lucían los manzanos.

Las fieras, dieciochescas, pasaban sonrientes,
exhibiendo el esmalte de colmillos y dientes;
trenzaban un minué de pasos inocentes
panteras y leones y tigres y serpientes.

(…)

Era un jardín botánico de belleza al desnudo
el Edén inicial. Nunca el invierno crudo
provocó con el frío ni un tímido estornudo.
Nunca ni un solo médico abrir consulta pudo.

Nunca comer fue un arte, ni menos un trabajo.
Nadie comentó nunca la molestia del ajo.
No se hablaba del tiempo. Nadie fue nunca al tajo.
Nadie fue nunca gordo, ni tampoco fue bajo.

Eran vegetarianos nuestros buenos abuelos
como iban desnudos, sin celos ni recelos.
Era un sueño la vida, eran las tierras cielos.
Se oían clavecines, se oían violoncelos.

Vivir era un regalo, una racha de suerte,
era dicha sin gloria, era vida sin muerte.
Adán estaba sano y se sentía fuerte.
Y nunca dijo a Eva: “Cuánto tiempo sin verte”.

Sólo mucho después pensaron si fue aquello
un principio, un final o un tímido destello
de otra vida anterior. Pero, en fin, todo ello
atrás quedaba ya, cerrado con un sello.

(Lorenzo Gomis, Libro de Adán y Eva)

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