miércoles, 14 de mayo de 2008

Un poema de Joaquín A. Peñalosa

Ah, la publicidad

entonces las paredes eran castas
cal y canto, canales de colgantes trinos
acaso un panal dorándose a fuego lento
un beso de yedra al hombro de las lajas
un ala de mariposa maquillando la pátina,
cuando se levantaban limpias las azoteas
y los techos alfombraban el cielo
inaugurando el inviolable imperio de los astros
tan cercanos entonces
las casas, las calles, las plazas
construían la ciudad pura, lirio de piedra
auditorio del silencio, eternidad a sorbos
pero llegó la publicidad sin pedir permiso
maleducada y buscabullas
ojerosa pintarrajeada por oficio
escaladora de muros, violadora de recámaras
asaltante en despoblado
mobiloil telefunken good year oxo
wurlitzer westinghouse woolworth
palabras para iniciar el asma o la taquicardia
y otros fosforescentes falsos testimonios
como crédito descuento barata precios de fábrica
letras luces mentiras letras luces mentiras
arriba en el piso diez, más arriba en el veintiuno
abajo los hombres en manada
establos sometidos, crédulos
y un gas neón fingiendo el sol mentido cada noche.

(Joaquín Antonio Peñalosa, Un pequeño inmenso amor)

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