Las cosas que perdimos en el fuego
Susanne Bier,esta cineasta danesa, me había impresionado con Después de la boda y ahora ha vuelto a hacerlo, más todavía, con esta película, grabada ya en Estados Unidos y en inglés.
Tanto en la película anterior como en ésta elige como protagonistas insólitos matrimonios felices, de esos que dan envidia por su estabilidad y el amor que se manifiestan. Y a ese matrimonio lo zarandea con la adversidad. Alrededor encontramos los restos del naufragio social: personajes solitarios, desorientados, vidas rotas... y los acontecimientos fuerzan el encuentro de esos dos universos (el mundo feliz y el desolado).
En lo que se refiere a sus personajes, esta mujer tiene una "mirada cervantina": todos sus personajes están dotados de una gran dignidad, todos son amables, por muy "hechos polvo" que parezcan. Y además sus historias tratan precisamente de redenciones.
Los guiones son morosos, detallistas, muy medidos. La estructura temporal se rompe con frecuencia, volviendo al pasado una vez y otra, pero no es una muestra de ingenio o de efectismo. Es que va dando vueltas a la misma situación pero en cada vuelta sabemos más. Esa densidad admira; es un gozo para el espectador. Sana el daño causado por el ambiente de superficialidad generalizada y, en particular también, por tanto cine superficial.
Me disgusta un poco que en sus películas sea también recurrente la indiscreta filmación de intimidades conyugales. In-necesario. Por lo demás im-presionante.
5/5.
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