lunes, 29 de septiembre de 2008

Palacio, injustamente olvidado

Las tesis doctorales de Literatura española sobre autores de segunda fila (no suelen hacerse tesis sobre Cervantes o Calderón, lógicamente), suelen empezar diciendo que el autor en cuestión "ha sido injustamente olvidado".
Esto no es una tesis doctoral. Armando Palacio Valdés no es un autor de segunda fila y él sí ha sido injustamente olvidado.
De Armando Palacio Valdés hay pocas obras fáciles de encontrar. Se editan José (Cátedra), La espuma (Castalia) y La aldea perdida (Austral), pero incluso éstas a veces están agotadas. Yo conseguí en la Cuesta de Moyano ediciones antiguas de algunas otras. Así he podido leer también La hermana San Sulpicio, La fe, La alegría del capitán Ribot, El cuarto poder, Tristán o el pesimismo, Riverita y ahora Maximina. Tengo dos o tres más esperando. En agosto, en una tienda de libros usados de La Coruña, compré por dos euros El maestrante. He leído alguna crítica muy adversa sobre esta novela pero al menos la leeré en una buena edición. Maximina, he tenido que leerla, en cambio, en una edición infame de la colección Austral, de letra minúscula y con fallos de impresión. Leerla ha sido una tarea hercúlea y he arriesgado la vista en el empeño.
Ahora me ilusiona lograr un volumen de Obras Escogidas (editorial Aguilar, encuadernado en piel) donde figura alguna otra más.

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