Perdonad que tenga el blog un poco abandonado, pero mi final de curso está plagado de desorden. Para colmo, unas obras nos han obligado a empaquetar todo el material de libros, cuadernos y etcéteras… Total, que ando boca abajo y sudando la tinta china por el calorcillo de final de junio (Dios ha sido piadoso y lo ha reservado para cuando las clases ya habían terminado).
Cuando comenzó la Eurocopa pronostiqué que seríamos subcampeones. La gente se desconcertaba ante tan insólito pronóstico, pero era una manera de quitarme presión: nada como un forofo visionario con un optimismo incompleto. Ahora me avergüenzo de mi pronóstico pesimista: ¡vamos a ser campeones!
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