La tragedia por exceso cae en el ridículo. En Noches lúgubres José Cadalso nos cuenta la desventura de Tediato que pretende desenterrar a su amada, pues la muerte de ésta le tiene sin consuelo. Cadalso quiere que su protagonista descubra que no es el único que sufre en el mundo y para eso obliga a Tediato a confrontarse con el hijo del enterrador. Esto es lo que le cuenta el niño a Tediato, para que aprenda lo que es sufrir:
Me llamo Lorenzo como mi padre; mi abuelo murió esta mañana; tengo ocho años, y seis hermanos más chicos que yo. Mi madre acaba de morir en sobre parto. Dos hermanos tengo muy malos con viruelas; otro está en el hospital; mi hermana se desapareció desde ayer de casa. Mi padre no ha comido en todo hoy un bocado de la pesadumbre.
La relación no tiene desperdicio.
Pensándolo bien, si Cadalso decidió llamar Tediato a su protagonista, el asunto ya estaba mal encaminado desde el principio.
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