Tuve, durante los tres primeros meses de las Prácticas de la mili, un capitán que me influyó mucho y de cuyo ejemplo heredé algunas cosas (no todas buenas).
El rasgo más sobresaliente de mi capitán era que, en un ambiente escéptico y desengañado como el del cuartel (con la mayor parte de los oficiales y suboficiales habitualmente en la cantina), él mimaba su Compañía y aplicaba su tiempo y su cabeza a mejorarla, tanto en su faceta militar (creía en su trabajo) como humana y material.
Tenía fama de "West Point" y era un reproche viviente para los demás capitanes.
Aunque yo no soy militar (y parte de sus planteamientos me resultaban incomprensibles), todavía lo recuerdo con admiración y agradecimiento.
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