Yo soy el albañil que con cuidado
suma un ladrillo a otro, y un ladrillo
a otro más, y con algo tan sencillo
completa su horizonte enladrillado.
Ladrillo encima, y a uno y otro lado,
todo sin luz y sin color ni brillo.
A cada paso nuevo, otro ladrillo
y un vivir más angosto y encerrado.
Me supongo tu amor que aguarda afuera,
me supongo tu voz de amor que espera,
me imagino tu voz... mas no la escucho.
Y trato de romper estas paredes
que yo alzo. Y grito por si puedes
romperlas tú. Y, mientras vivo, lucho.
2 comentarios:
Es magnífico!!¿Lo has escrito tú?. La verdad es que me parece redondo de rima y de sentido. Me recuerda en algo a los poemas de "Ancia" de Blas de Otero. Muchas Felicidades.
Gracias, Fede. Sí, es mío; de hace tiempo. Quizá el primer poema en que me sentí retratado. Jugaba con el trabalenguas de "el cielo está enladrillado" y a la vez, la constatación de los propios errores y descaminos.
También tiene algo de poética. La sensación de ser albañil, más que artista.
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