[Hablando de un profesor del colegio] Era demasiado apacible, demasiado débil, demasiado bueno, y los muchachos detestan a los débiles y a los buenos. Lo que exigen y respetan son la autoridad, la disciplina y el miedo. (…) La pobreza, como la debilidad y la bondad, suscita el desprecio de los muchachos.
(Fred Uhlman. Un alma valerosa)
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