Admiro la capacidad divulgativa de José Antonio Marina, pero cada vez me defraudan más sus planteamientos intelectuales. A Marina le oí una vez criticar la enseñanza privada con la imagen de las plantas de invernadero: una planta cultivada en condiciones óptimas sale adelante pero es débil; un chico (o chica) así educado (familia feliz, colegio selecto, arraigo) crece en una Arcadia que tiene poco que ver con el mundo (egoísmo, relativismo, desarraigo) y eso puede tener también un efecto perverso.
Conclusión: si tienes un invernadero; no lo destruyas, pero deja de vez en cuando la puerta abierta y que corra el viento.
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