El informe de Pisa pone la educación en España por los suelos. Comparados con los países desarrollados estamos bastante abajo y además en línea descendente: seguimos bajando. Peor aún en letras que en ciencias. Pues qué queréis que os diga, a mí las malas notas que nos ha dado el informe Pisa me han hecho mucha ilusión.
No es que me alegre de que quedemos mal y vayamos a peor. Los problemas de la educación están a la vista dentro de las aulas y los profesores percibimos el deterioro lo diga Pisa o no. Yo me alegro de que “la gente de la calle” se entere gracias a algún baremo (más o menos) objetivo. Y me alegro de que los políticos tengan ahí un problema, porque entonces puede que empiecen a buscarle una solución.
Educar en España en el siglo XXI, con una legislación complaciente con los alumnos (¡que no sufran!, ¡que no se traumen!, ¡que promocionen todos…!), con una crisis de la familia tan dramática y con los problemas derivados de una grande, súbita y heterogénea inmigración... educar en España, chico, se está volviéndo una tarea hercúlea. Y lo que viene...
Necesitamos que alguien haga algo y quizá los cates de Pisa nos ayuden a conseguirlo.
No es que me alegre de que quedemos mal y vayamos a peor. Los problemas de la educación están a la vista dentro de las aulas y los profesores percibimos el deterioro lo diga Pisa o no. Yo me alegro de que “la gente de la calle” se entere gracias a algún baremo (más o menos) objetivo. Y me alegro de que los políticos tengan ahí un problema, porque entonces puede que empiecen a buscarle una solución.
Educar en España en el siglo XXI, con una legislación complaciente con los alumnos (¡que no sufran!, ¡que no se traumen!, ¡que promocionen todos…!), con una crisis de la familia tan dramática y con los problemas derivados de una grande, súbita y heterogénea inmigración... educar en España, chico, se está volviéndo una tarea hercúlea. Y lo que viene...
Necesitamos que alguien haga algo y quizá los cates de Pisa nos ayuden a conseguirlo.
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