Continúo la serie sobre mi poema navideño in fieri. Ya he elegido personaje sobre el que escribiré este año el soneto: la mula.
En el Evangelio nada se dice de la presencia de una mula en el Portal, pero la tradición supone que la Virgen (en avanzado estado de gestación) debió viajar de Nazaret en mula o borriquillo. Tiene, por eso, el encanto de lo que es mera tradición. Con este personaje me acerco al Misterio (Jesús, José y María) sin llegar a tocarlo. Al poner voz a un irracional, además, participo en el aire infantil que para mí tienen los belenes caseros (donde no importa mezclar figuras de tamaños distintos o pastores con motoristas)
Tiene el encanto de ser un personaje de mal carácter que interviene en una obra de misericordia. Es gruñón pero caritativo. Hace pareja con el buey pero quizás rivaliza con él; porque, aunque el buey está también en el portal y va asociado a partes iguales con la mula, no tiene los mismos méritos pues no hizo el viaje desde Nazaret. ¿Celos?
Otra idea que puedo aprovechar es que las mulas tienen fama de tercas: por ahí puede buscarse otra pista.
Ya sólo falta ponerme. ¡Pero se me echan encima las Navidades!
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