martes, 18 de diciembre de 2007

El guionista se estaba preparando el final

En la película de “El club de los poetas muertos” el profesor les sugiere a los alumnos que pueden utilizar la expresión “Oh, Capitán, mi Capitán” para dirigirse a él.
Se trata de un verso del poema que Walt Whitman dedica a Abraham Lincoln (aquí en inglés, aquí una versión en castellano). El poema habla del homenaje que unos marineros rinden a su capitán que consiguió llevar a puerto el barco pero falleció antes de arribar. No dejéis de echarle un vistazo al poema en alguna de las dos versiones.
Al final de la película los alumnos despiden a su admirado profesor Keating con esas palabras –“Oh Capitán, mi Capitán”– mientras se suben a las mesas. La analogía es impresionante: Keating, como Lincoln, ha logrado la libertad para otros pero a costa de su sacrificio. Lo que me disgusta de la situación es que la analogía la sugirió el propio Keating al principio de la película.
Si es Keating el que, al principio, dice a los chicos que le pueden llamar de esa manera, de algún modo puede decirse que es el propio Keating el que se está identificando con Lincoln (y esto es un poco pretencioso) y además anticipa proféticamente el final dramático de la película (y esto es un recurso tramposo del guionista).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso me recuerda a un profesor de Aldovea que nos permitía llamarle o bien Don XXXX o bien "¡Oh capitán, mi capitán!" Creo que nadie hizo esto último en todo el tiempo que nos dio clase. Por cierto, ese profesor ya no está.

alfonso dijo...

Bienvenido, anónimo.