¡Peligro! El reto insuperable...
Esto puede ser que se ha cortado el pelo, o se ha puesto mechas, que estrena chaqueta, que está más delgada (medio kilo, uno…), que se ha hecho la cirugía estética (y adivina qué; o mejor: no adivines).
La experiencia tan universal la recoge también con gracia, en mi opinión, Kingsley Amis, en La suerte de Jim:
―Por cierto, James ―dijo Margaret, tomando la copa por el pie―, quiero decirte que te estoy enormemente agradecida por tu tacto durante las dos últimas semanas. Ha sido un rasgo de bondad por tu parte.
Dixon puso todas sus facultades en guardia. Los acertijos de apariencia inocua, e incluso agradable, eran señales seguras de un ataque inminente, el jinete misterioso que se dejaba ver mientras cabalgaba hacia el furgón del oro.
―No era consciente de haber tenido tanto tacto ―dijo, en un tono neutro.
4 comentarios:
Con el tiempo he aprendido que lo mejor es contra-atacar con sus mismas tácticas. Y cuando digo contra-atacar, quiero decir volver a atacar. De manera que en el ejemplo anterior la respuesta correcta es:
- Vaya, cariño, llevo dos semanas esforzándome denodadamente y ya pensaba que no me querías lo suficiente como para haberte dado cuenta. Me daba la impresión que las cosas ya no eran como antes.....
Victoria segura y garantizada.
Todo consiste en crearles el complejo de culpabilidad que ellas nos quieren crear a nosotros.
Sin ninguna acritud por supuesto
Un pelín barroco y retorcido. Supongo que habrá que practicarlo un poco antes de que salga natural.
Desde luego, resulta un lazo capcioso.
Yo en esos casos prefiero adular en exceso todas las virtudes de esa persona, porque siempre es preferible a arriesgarse a decir algo específico y fallar. En cambio, adulando, se "perdona" que no te hayas fijado en algo concreto.
Sí, Juan, eso parece sencillo y acertado. En lugar del disparo de precisión, la metralla indiscriminada. Malo será no acertar.
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