jueves, 20 de septiembre de 2007

El artista debe hacer arte

En su película sobre Andréi Rubliov (cuya versión novelada reseñé aquí), Tarkovski reflexiona sobre cuestiones artísticas que él se planteaba como cineasta. Una de ellas es su responsabilidad. Los dones que uno ha recibido deben estar al servicio de Dios y de los demás.
Según Tarkovski, Andréi Rubliov entró en crisis ante su incapacidad para comprender a Dios. No entiendía cómo Dios podía permitir que unos hombres causaran tanto daño a otros hombres inocentes. Y en su desconcierto, abandonó la pintura e hizo voto de no hablar. Pero Kiril, un artista mediocre y envidioso, le recrimina esa penitencia. Para Kiril, Rubliov tiene obligación de desarrollar su capacidad porque es depositario y no dueño:
¿Por qué santas acciones has recibido de Dios tu talento? ¿En qué está tu mérito? ¡En nada! ¿Te ha sido dado de la nada! ¡Y si tu talento no es un mérito tuyo, tampoco tienes derecho para disponer de él! ¡No lo tienes! (…) ¡Renunciar a la luz divina es un terrible pecado!

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