Yo tengo una memoria pésima y he conocido a mucha gente. Llevo diecinueve años dedicado a la enseñanza y eso supone un buen montón de estudiantes y familias. Es frecuente, por eso, que me encuentre con caras muy conocidas de las que no recuerdo el nombre. En esos casos saludo, sonrío y urjo a mi memoria a que me envíe rapidito un poco más de información (en vano).
Ya me ha pasado experimentar ante un famoso esa curiosa sensación de que nos conocemos nosédequé. A un compañero mío le sucedió con un político (del que tenía una pésima opinión, por cierto) y al que iba a saludar pensando que era padre de un alumno. Papá saludó afectuosamente por la calle un día al actor Jesús Puente pensando que se trataba de un vecino simpático.
Supongo que los famosos estarán acostumbrados a esos encuentros tan desiguales.
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