Leyendo una crítica de una novela de Julio Camba (El matrimonio de Restrepo) me encuentro con la primera frase: “Hay dos clases de libros: unos que se leen y que, generalmente, no se conservan, y otros que se conservan y que, generalmente, no se leen.” Esta cita me ha recordado uno de mis principios de la universidad: los libros o se leen o se compran. Como suele suceder con las máximas, se trata de una exageración, pero mi experiencia dice que cuando he comprado un libro que me apetece mucho leer pierdo la urgencia de leerlo y el libro corre un peligro cierto de terminar en una estantería sin ser leído.
Cuando quiero leer un libro me esfuerzo por resistir el deseo de comprarlo.
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