Cuando yo sea abuelo
mis historias serán originales.
Tendrán protagonista,
eso sí, por ejemplo,
un muchacho avispado de Laredo.
“Os contaré la historia -les diré-
de un chico que enroló de voluntario
a una guerra muy lejos.
Sentía la nostalgia, y una tarde
sintió el hambre y la sed, con sus amigos
robó en cierto comercio,
le cogieron.
Soportó los sermones de sus mandos
y un arresto de dos meses y medio.
No llevaba ni un mes en la chirona
y pilló una infección:
murió a los doce días. Ni siquiera
les escribió a sus padres que se encontraba mal.
Iba a ser todo un héroe,
fue una pena.”
O aquella bailarina
que se rompió una pierna
o el trágico accidente
de ese recién casado.
Supongo que mis nietos rehuirán mis historias
pero alguien tendrá que enseñarles la vida.
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