Esto del atolondramiento se ve que afecta a bastante gente, al menos por las mañanas. No sé si conocéis una iniciativa del Washington Post hace unos meses (enero). Contrató al mejor violinista que pudieron, consiguieron para él un stradivarius y, vestido con gorra de béisbol y camiseta, lo pusieron a tocar durante media hora piezas de virtuosismo en una parada de metro de Washington. Un espectáculo de esos que si vas a un Teatro a verlo, la entrada te cuesta un ojo de la cara. Más de mil personas (1.000) pasaron por delante, pero sólo siete (7) se detuvieron un minuto y sólo diez (10) le dieron limosna.
Claro, la gente va con prisas... Yo no sé cómo hubiera reaccionado. Pero estoy seguro que un violín "de los de verdad" suena con una fuerza que tiene que llamar la atención. En fin, lector, abre bien los ojos y aguza el oído, no sea que te pierdas la belleza de la vida.
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