martes, 30 de octubre de 2007

Reflexiones sobre "Freedom writers" (1)

2o alumnos más; un esposo menos.
Gruwell se encuentra con una clase indisciplinada, violenta, desunida y desmotivada. Lo que ella haga o diga no interesa a sus alumnos.
En la transformación de esa clase influye sobre todo el asombro de sus alumnos ante su actitud. Los estudiantes advierten poco a poco que su profesora les dedica su energía, su tiempo e incluso su dinero. "¿Por qué lo hace?", se preguntan. "No nos lo merecemos", piensan. Hay en los alumnos, digamos, un sentido de lo que es justo, de lo que se espera de un profesor. Cuando Gruwell sobrepasa esa medida, los alumnos mejoran su disposición hacia ella. Porque si ella se excede, también ellos se sienten inclinados a corresponder.
Pero la entrega de la que hablamos no es la entrega ordinaria de un profesor, es una entrega casi completa. Tiene que destacar. Gruwell no escatima esfuerzos por ganarse a sus alumnos. Y lo logra, pero a un coste altísimo: gana 20 alumnos y pierde a su esposo. Los problemas de sus alumnos le han llevado a perder de vista el orden de sus obligaciones. ¡Qué disparate! ¡Qué pena!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he animado a hacer este comentario para suscitar cierto debate. Creo que el fracaso de la relación matrimonial en el caso de genios y otras figuras muy dedicadas a su profesión es frecuente. Quizá, y digo quizá, sea menos frecuente encontrar a un esposo sufridor. No he visto la pelicula, así que no puedo opinar sobre el caso concreto ¿has leído el libro original en el que se basa la película?

alfonso dijo...

He oído de un premio Nobel que afirmaba que había que elegir entre un Nobel y una familia.
Para mí lo más llamativo del fracaso matrimonial en la película es la desproporción entre lo que Erin hace por los chicos y lo poco que se le ocurre hacer por su marido. Pero el marido tampoco es que sea un modelo. Vale la pena que veas la película. Del libro no tenía ni idea (ni pienso leerlo), pero en la película se habla de él.