El poema que sigue creo que se titula “No han podido”. Pertenece a la obra Cavernas del silencio del poeta cubano Armando Valladares. Me ha venido a la memoria por asociación de ideas con la cita de Bobin que incluí ayer en el blog. A este poema de Valladares le tengo mucho cariño. Lo puse en la contraportada de mi cuaderno de calificaciones el primer año en que empecé a dar clase. Otras poesías que he sabido se me han olvidado, ésta no. Cuando la considero, me libero, las paredes se me alejan y me siento un privilegiado: el ruido de la lluvia, el olor de la tierra mojada, son un universo lleno ellos solos. El autor escribió el poema cuando sufría prisión (injusta) en las cárceles castristas.
No han podido quitarme
todavía
en este encierro
el canto de la lluvia
pero quizás lo hagan mañana
por eso quiero ahora disfrutarlo
escuchar las gotas
más allá de mis ojos
y los espesos muros
golpear con insistencia
las ventanas tapiadas.
Y de pronto me llega
no sé por qué ranura
no sé por qué intersticio
ese olor agradable
de la tierra mojada
y la aspiro muy hondo
para llenarme bien
porque quizás también
lo prohíban mañana.
4 comentarios:
He leído este blog (qué palabrota para una lengua tan rica como la nuestra, hasta en euskera seguro que se puede encontrar algo más apropiado), y he quedado maravillado. Hacen falta muchas iniciativas así para fomentar la lectura. Si se leyera más habría menos fracaso escolar y pensaríamos algo por nuestra cuenta. Por cierto, ¿podría ofrecerme alguna información sobre la novela "Todos los hombres del rey"? Gracias.
Y entre el Depor y el Barça, a mitad camino nos encontramos con el exquisito fútbol vasco.
Perderika,
se agradecen los comentarios favorables. Me han hablado muy bien de esa novela pero todavía no la he leído (me he contentado con comprarla...). Lo del exquisito fútbol vasco no sé muy bien por dónde cogerlo. Exquisito..., exquisito quizás el bacalao al pil pil o el chuletón... Lo que es el fútbol vasco...
Yo de ese, su primer año de profesor, mi profesor, ¡oh mi profesor! como aquel otro afamado profesor, capitán, ¡oh mi capitán! recuerdo otro poema que me marcaría:
Una tarde parda y fría de invierno.
Los colegiales estudian.
Monotonía de lluvia tras los cristales.
Es la clase.
En un cartel se representa a Caín fugitivo, y muerto Abel, junto a una mancha carmín. Con timbre sonoro y hueco truena el maestro, un anciano mal vestido, enjuto y seco, que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil va cantando la lección: «mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría de invierno.
Los colegiales estudian.
Monotonía de la lluvia en los cristales.
Antonio Machado.
SOLEDADES
Fuerte abrazo y enhorabuena por tan interesante iniciativa,
Manuel
Manuel,
los niños que entonces estaban en 6º de EGB tienen ahora barba y visten de chaqueta y corbata. No sé si alegrarme de veros o manteneros lo más alejados posible para no asustarme del paso del tiempo. (Bueno, sí lo sé, me alegra muchísimo veros).
Un abrazo.
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