Quizá hubiera sido mejor nacer sordo
(quiero decir: mudo)
Cuando quiero escribir, tengo a mi lado
estas dudas que siempre van conmigo:
y, apenas he empezado, me desdigo
pero vuelvo a copiar lo que he tachado.
Si no consigo el tono deseado,
busco una variación: Si no consigo
el tono que deseo...
que persigo...
que quisiera...
(¡perdón!; me he aturullado).
Pero no importa: ¡hay tiempo por delante!
El problema que tengo, en realidad
–lo verdaderamente preocupante–,
es esa extraordinaria habilidad
con la que pierdo la oportunidad
cuando debo decir algo importante.
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