viernes, 30 de noviembre de 2007
Ahora grito para que no me cambien a mí
Hoy iré por la tarde (18.30 h.) a una concentración ante el Ministerio de Sanidad en protesta por los abusos de ley que las clínicas abortistas barcelonesas cometían. Criminal y repugnante.
No espero nada de esa concentración. Creo que el movimiento abortista es visceral y no se deja convencer por razones ni protestas. Pero yo no puedo estar callado ante una catástrofe semejante. Como les pasó a los alemanes durante el nazismo; que no digan después que nadie alzó la voz. Que no me vuelva yo también insensible.
jueves, 29 de noviembre de 2007
El puesto del soldado
En nuestras empresas solemos saber también mejor que el jefe qué habría que hacer, mejor que el Alcalde de nuestra ciudad cómo arreglar el tráfico y mejor que el Gobierno cómo habría que dirigir el país.
En el combate, el soldado tiende a despotricar de sus jefes. Pero resulta absurdo y contraproducente que pretenda ganar él la guerra o establecer él la táctica. Tiene que estar en su lugar y cumplir lo mejor posible su tarea. Que cumpla con su misión y que (para suerte suya o desgracia) confíe en sus generales.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
Elogio de la disciplina (2006), de Bernhard Bueb
La libertad es un objetivo de la educación pero no debe ser el método; los alumnos deben llegar a poseer autodominio pero ese autodominio no se les debe presuponer. Muy recomendable para educadores y también para padres.
Me gustó encontrarme con algunas referencias de cine y literatura que van también en mi mochila: el caso de Anna Sullivan y Helen Keller (Bueb no lo hace pero yo recomiendo vivísimamente la película El milagro de Anna Sullivan), el documental alemán Rhythm is it! (muy interesante también para educadores) y la novela de William Golding El señor de las moscas (aunque yo le veo a la novela una intención más religiosa y social que pedagógica). 4/5.
martes, 27 de noviembre de 2007
Sísifo y el educador
(Bernhard Bueb. Elogio de la disciplina)
lunes, 26 de noviembre de 2007
84 Charing Cross Road (1970), de Helen Hanff
A través del cruce de cartas percibimos la personalidad de la escritora americana (muy fuerte, impulsiva y chispeante), la personalidad del dependiente de la tienda (muy inglés, muy educado, muy celoso de su relación con la escritora), el amor a los libros, el contraste entre la sociedad americana y la inglesa, y un montón de cosas más. Mucho en muy pocas páginas.
Sobre el epistolario hay una obra de teatro y una película (con Anthony Hopkins y Anne Bancroft).
domingo, 25 de noviembre de 2007
No dejes los libros boca abajo
(Dezsö Kosztolányi, La cometa dorada)
sábado, 24 de noviembre de 2007
Si tienes tiempo y un poquito de silencio
Es una pianista venezolana de la que habló Magistra Mater (aquí). Se llama Gabriela Montero y se especializa en improvisaciones, variaciones sobre una melodía. Su página web está en inglés (aquí) y tiene algún otro ejemplo muy bonito. Aquí os pongo enlazado este vídeo de youtube. Es un concierto en Colonia. Son seis minutos jugando con una canción popular alemana. El público parece disfrutar un montón. Yo, al menos, también.
viernes, 23 de noviembre de 2007
Los asesinos, sus víctimas y los demás
Hay muchas vidas rotas y familias injusta y cruelmente golpeadas por ellos.
Y luego estamos nosotros, los demás, los que no somos ni verdugos ni víctimas.
Los demás podemos ser observadores o alistarnos a un bando del "conflicto".
Yo, en esto, sin serlo, me considero una víctima (y además en realidad lo soy: víctima potencial).
Mañana Dios mediante estaré en la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo a las 17.00. Porque la AVT pide ayuda y estar junto a las víctimas me parece la única postura digna en esta desgraciada historia.
jueves, 22 de noviembre de 2007
Dichoso es cualquier casado…
Orfeo por su mujer,
dicen que bajó al Infierno;
y por su mujer no pudo
bajar a otra parte Orfeo.
Dicen que bajó cantando
y por sin duda lo tengo,
pues en tanto que iba viudo,
cantaría de contento.
(…)
Al fin pudo con su voz
persuadir los sordos reinos;
aunque el darle a su mujer
fue más castigo que premio.
Diéronsela lastimados,
pero con Ley se la dieron:
que la lleve y no la mire,
ambos muy duros preceptos.
(…)
Volvió la cabeza el triste;
si fue adrede, fue bien hecho;
si acaso, pues la perdió,
acertó esta vez por yerro.
(…)
Dichoso es cualquier casado
que una vez quedó soltero;
mas de una mujer dos veces,
es ya de la dicha extremo.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Así que Usted comprenderá (2006), de Claudio Magris
Este librito me atrajo por su tema (recreación del mito de Orfeo y Eurídice) y por su brevedad (50 págs.). Ideal para un primer acercamiento. Se mueve, además, en un territorio sugerente de mezcla de arte y de vida. El libro es también una elegía.
El tono es desenfadado. Habla Eurídice explicando por qué se queda en el más allá. Y lo hace con un estilo que mezcla lo lírico y elegante con lo coloquial y el marco del mundo clásico con el de los tiempos actuales.
Parte del objetivo de la narración es recrear el mundo de ultratumba. El Más Allá que se describe es un híbrido entre el limbo y una residencia geriátrica. No se puede definir propiamente como Vida Eterna, porque no es vida: es un estado insípido, casi de hibernación. Ni premio ni castigo. Un lugar frío y gris, donde las pasiones se han apagado. Hay allí, sin embargo, cierta promiscuidad sexual, lo que resulta desconcertante. Por un lado, las relaciones sexuales se presentan como uno de los elementos nucleares de la relación matrimonial de Orfeo y Eurídice y, por otro, se desdramatizan los adulterios de él y se trivializa la infidelidad y su importancia moral. En cualquier caso, el tema resulta recurrente.
Como elegía a la esposa, prefiero Una pena en observación de C. S. Lewis o Señora de rojo sobre fondo gris de M. Delibes. Como recreación de un mito, recuerdo con más agrado Con mis mil ojos de P. Capriolo, sobre el mito de Narciso. 3/5.
martes, 20 de noviembre de 2007
El patito feo, de Alan A. Milne
El autor es Alan Alexander Milne (tenéis algo de información sobre él aquí) y es conocido sobre todo por unos libros infantiles que tienen al osito Winnie de Pooh como protagonista. Yo conocía ya otra obra teatral suya que también he traducido: “El chico ha vuelto a casa” (The boy comes home). Breve pero también muy interesante.
Si llegamos a representar “El patito feo” os avisaré.
lunes, 19 de noviembre de 2007
El gallo kiriko
El sonido provenía de un disco muy rudimentario leído por una aguja que imagino también bastante grosera: se podía oír fácilmente cómo la aguja entraba en el surco dos o tres segundos antes de que el gallo se arrancara.
Pronto la gracia dejó de tener gracia.
En cuanto la aguja entraba en el surco, me despertaba obsesionado con apagar la alarma antes de que cantara el gallo. El despertador admitía un trato brusco. No se rompió. Pero no sé qué pasó con él. Supongo que un día decidí no seguir sufriendo con un despertador tan simpático.
domingo, 18 de noviembre de 2007
Sé que vendrás
Sé que vendrás de noche o de mañana
con andar presuroso o paso lento,
la lengua muda o largo el parlamento,
la cita urgida o la demora vana.
Entrarás por la puerta o la ventana
disfrazada de huésped o de viento,
como final de fiesta o nacimiento,
siempre lejana o siempre tan cercana.
Tengo ya el pino, tengo la madera,
el olor de una rosa contratado
y una mortaja de alas para el viaje.
Tengo la piedra que la fecha espera,
la fosa abierta y el cajón cerrado,
lo que no tengo es nada de equipaje.
(Joaquín Antonio Peñalosa, Un pequeño inmenso amor)
sábado, 17 de noviembre de 2007
La patente de corso (1988), de Patrick O’Brian
Leí los diez primeros capítulos bastante seguidos y con satisfacción. Luego disfruté bastante con Master and Commander (soy, además, forofo de Peter Weir) y ahora vuelvo a la serie cuando quiero despejar la mente.
No sé de náutica y no entiendo toda esa jerga de trinquetes, batayolas, obenques y coyes pero tampoco el doctor Maturin se aclara y sin embargo se lo pasa bien embarcado. Disfruto con la recreación costumbrista de la vida en una fragata de entonces y con las lecciones prácticas de ejercicio de mando que Jack Aubrey dispensa.
"Cuando era capitán de barcos del rey, Jack Aubrey nunca había hablado con nadie de este tipo de asuntos. Siempre había guardado silencio sobre las cuestiones estratégicas y las tácticas adecuadas para sostener un combate, aunque no porque siguiera ninguna teoría, sino porque le parecía obvio que un capitán estaba al mando de un barco para mandar y no para pedir consejo o presidir un comité. Conocía capitanes que habían formado consejos para consultarles asuntos de guerra, y el resultado casi siempre había sido una prudente retirada o la falta de un ataque decisivo."
Me lo he leído en un izar y arriar de velas. 4/5.
viernes, 16 de noviembre de 2007
Cuando salgas apaga la luz
De pequeño habré recibido cientos de enseñanzas. Una de las que recuerdo es la insistencia (muchas veces casi exasperada) de papá recordándonos que apagásemos la luz al salir de un cuarto. De niños éramos muy atolondrados, aunque no teníamos mala voluntad.
Me llevé una sorpresa un día que descubrí que yo apagaba las luces y me daba cuenta si se quedaban encendidas. Me emocionó: ¡me había cambiado de bando sin saber!
Y guardo desde entonces la seguridad de que en la educación hay que armarse de paciencia y trabajar a largo plazo. Aunque hacen falta nervios de acero.
jueves, 15 de noviembre de 2007
No te confíes
como una carretera sin señalizaciones
(y con la misma ráfaga de viento
una llama se aviva y otra muere).
miércoles, 14 de noviembre de 2007
La soledad del gangster
martes, 13 de noviembre de 2007
A bordo de la fragata Surprise
Todos los libros tienen algo de evasión. Me permiten entrar en un mundo lejano y ajeno. Pero los libros de Patrick O’Brian, los de la serie de Maturin y Aubrey, me llevan de viaje a principios del siglo XIX a bordo de un barco velero por el ancho y vasto mar. Y pasamos tormentas y nos enfrentamos a cañonazo limpio con barcos enemigos…
Pues bien, me he embarcado en el volumen 12 de la serie: “La patente de corso”. Fue, ¡atención!, un regalo de Reyes del 2006. Ha tardado en encontrar su momento pero le ha llegado la hora. ¿Os llegan las salpicaduras de la espuma al batir las olas contra el casco? ¿No se os cuela por entre las ropas el frío cortante de la brisa marina?
Espero volver.
lunes, 12 de noviembre de 2007
Hombres en armas (1952), de Evelyn Waugh
El protagonista es Guy Crouchback, aristócrata, inglés, católico, de treinta y pocos años y con un matrimonio fracasado a sus espaldas. Tratando de dar un giro a una vida sin horizontes se alista en el ejército (para combatir en la Segunda Guerra Mundial). La experiencia militar resulta una nueva frustración.
Waugh es un novelista elegante e inteligente. Permite que su protagonista se vaya definiendo, a los ojos del lector, a través de sus diálogos con otros personajes, sin necesidad de que el narrador intervenga en exceso. A veces es tan sutil que se me habrían escapado muchos detalles si no fuera por las notas a pie de página que trae la edición de “Letras Universales”.
Los diálogos son muy expresivos. Pero la novela apenas tiene argumento y el mundo que describe no acaba de interesar, resulta lejano y apagado. Los personajes secundarios además son mero decorado, muy secundarios. Esta falta de gancho ha contribuido a que se me haya atascado bastante su lectura. Aunque también ha influido que he tenido un periodo de exámenes por medio y he tenido que aparcar el libro. Hombres en armas pertenece a una trilogía, pero creo que me voy a perdonar los otros dos. Evelyn Waugh me cae bien pero no sintonizo del todo con su mundo aristocrático y decadente.
Me ha llamado la atención la frecuente aparición de referencias religiosas, especialmente católicas. Son comentarios breves pero reiterados. Da la impresión de que el autor tiene el propósito explícito de llamar la atención en ese punto.
¡Ah! Me falta decir que en la última página se nombra a La Coruña. Eso sí que ha sido una sorpresa. Aunque es algo completamente colateral. Resulta que, elogiando la solemnidad de un funeral militar, un personaje comenta: “Ha sido igual que el entierro de Sir John Moore en La Coruña.” Otro le corrige: “¿Seguro que no te refieres al del duque de Wellington en San Pablo?” Según aclaran las notas a pie de página, se trata en ambos casos de referencias literarias a poemas: uno de Charles Wolfe (“The Burial of Sir John Moore”) y otro de Lord Tennyson (“Ode on the Death of the Duke of Wellington”). 3/5.
Añado un enlace con un blog en que ayer se comentaba, de manera más elogiosa, otra obra de Waugh (aquí)
domingo, 11 de noviembre de 2007
Mansfield Park
No me ha gustado el ritmo de la película, pero sí mucho las actuaciones (bastante sobrias) y también me ha gustado algo que no sé si es fotografía o iluminación pero que tiene que ver con la impresión de realidad de los escenarios interiores, sobre todo.
Dos citas: Susy le pregunta a su hermana Fanny sobre una decisión que ha tomado: ―¿Estás segura? Fanny le responde: ―No tengo talento para la certeza, Susy. La otra frase la dice la aristocrática y frívola miss Crawford para ridiculizar ciertos planteamientos: ¡Estamos en 1806, por Dios! 3/5.
sábado, 10 de noviembre de 2007
No dejemos a nadie del todo
No dejemos a nadie del todo
Si te vas y dejas al perro solo,
métele una zapatilla en la perrera,
olerá a ti,
se creerá que estás,
se sentirá mejor.
(Gloria Fuertes, Historias de Gloria)
viernes, 9 de noviembre de 2007
Gustavo Adolfo Bécquer
Bécquer comparte con Garcilaso de la Vega el mérito y la capacidad de recuperar para la poesía la sintonía sentimental con el lector. Por eso, ambos poetas han supuesto hitos trascendentales de la poesía en español. De Bécquer aprenden los modernistas, Juan Ramón, la generación del 27... Es, sin duda, uno de los grandes.
Pero así como a Garcilaso lo tengo en "mi estantería", a Bécquer no. Su poesía me resulta dulzona en exceso. Mucha exclamación, muchas tupidas madreselvas y pálida frente y amor fatal. En demasiadas ocasiones sus poemas me parecen una parodia, y no logro tomármelos en serio.
Yo cuando leo "Mi vida es un erial: / Flor que toco se deshoja..." recupero el ánimo y salgo con una sonrisa, por muy profundo que fuera el bache en el que estaba.
Y eso al margen de que Gustavo Adolfo es un nombre como para protagonizar un culebrón venezolano.
jueves, 8 de noviembre de 2007
Incompetencia
O dicho a lo llano y común: Nada más peligroso que un tonto con iniciativa.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
Avistado un nuevo terrícola
Se llama Santiago y ha nacido en La Coruña. Sus padres, cómplices necesarios, son Miriam y José Antonio. Mi hermana Miriam, en particular, se ha encargado de la trabajosa tarea de gestarlo y darlo a luz, tarea que concluyó ayer felizmente. Ahora habrá que hacerlo un hombre, pero no temáis: ¡Miriam es veterinaria! (Los principios básicos están asegurados.)
En algún lugar de mi móvil hay una foto del protagonista. Si hubiera sabido dar con ella, quizá hubiera podido ilustrar esta entrada, pero no he sabido. De todas formas (digan lo que digan las mujeres) estoy seguro de que todos podemos hacernos una idea muy aproximada de lo guapísimo que es Santiago.
Felicidades a los padres y una calurosa bienvenida al enano. ¡Un nuevo terrícola en el Planeta! Me atormenta la incógnita de cómo repercutirá el hecho sobre el Cambio Climático. Espero que sea para bien.
Aprovecho la ocasión, que yo mismo me brindo en esta entrada conmemorativa, para dejar también una calurosa felicitación a otra terrícola, mi hermana Carina, que hoy está de cumple y de santo.
martes, 6 de noviembre de 2007
Globalización
Explica cómo en la tradición cristiana el Antiguo Testamento se interpreta a la luz del Nuevo y, en particular, el pasaje de Babel tiene un contraste neotestamentario en Pentecostés. En Pentecostés la diversidad de lenguas no impide la unidad profunda, de corazón. "Unidad" es un concepto distinto de "uniformidad".
lunes, 5 de noviembre de 2007
Como un fragor de sangre
Repasas el equipo,
eliges municiones,
supervisas con celo el armamento
(el índice acaricia la mira y el gatillo).
Te acercas a la hoguera
apurando las horas de la noche
junto a los camaradas, que comparten
la euforia de la espera:
las ebrias horas de antes de un combate.
Será cuando amanezca.
Esa febril locura de gritos y explosiones
estallará de pronto como un arco tensado
como un fragor de sangre que se agolpa en las sienes
y no habrá que pensar
sino sólo matar
y correr
y matar.
Sobre la tierra dura retornará el silencio,
retornará la noche.
Y una tela de escarcha se posará ignorante
—bien lo sabes—
sobre el suelo poblado de cadáveres mudos.
domingo, 4 de noviembre de 2007
Dialogues de carmélites, de Francis Poulenc
La ópera es moderna, se estrenó en 1957. Lo primero que debo aclarar es que mi formación musical es pésima. Y, que yo recuerde, he asistido a dos óperas en directo en mi vida.
He visto ésta en dvd porque lo que Tomás Alfaro decía sobre ella (en Al sueño de la muerte hablo despierto. La reseña aquí) me interesó.
Está basada en una obra de teatro de Bernanos con el mismo título. Bernanos se inspiró en la novela La última en el cadalso de Gertrud von Le Fort. A su vez, la novela se inspira en los diarios auténticos de una monja carmelita que se salvó de morir guillotinada con sus 16 compañeras el 17 de julio de 1794.
Yo conocía y admiraba la novela y el drama y con tales apoyos me vi con fuerzas para afrontar la ópera. Bien. La música es arisca, evita constantemente las posibilidades líricas (no hay las clásicas arias donde un personaje se recrea a su gusto). Me pareció la singladura de un barco en una noche de tormenta: constantes dificultades y amenazas sin tregua. De vez en cuando un descanso pequeño o una oración y de nuevo las olas y la inclemencia.
De todas formas, las asperezas de la música están subordinadas a una idea comprensible para mí y eso me hace encontrarles interés. El tema principal (el miedo, la debilidad, la gracia) es apasionante y está muy bien tratado. 4/5.
sábado, 3 de noviembre de 2007
Tachando los días que faltan
Me desconcertó. Tachar un calendario me parecía una concepción trágica del tiempo, el rechazo desagradecido de un don y, en el fondo, una ofensa a Dios. Era como, por mostrar descontento con el presente, tirar a la papelera un año entero. Exagerando un poco esa actitud implicaba ir tachando con entusiasmo los días de vida que le restan a uno.
Ahora me viene esta idea a la mente cuando oigo decir un sencillo "ojalá llegue el viernes", "ojalá llegue el puente" o "las Navidades". Y yo, exagerando un poquito, pienso que eso es como decir "ojalá pase este curso", "ojalá se me pase rápido la vida", "ojalá llegue la muerte".
Por otro lado, pienso que todo también se andará, todo llegará (el viernes, las Navidades, la muerte...), pero no parece razonable desear que se precipiten los acontecimientos.
viernes, 2 de noviembre de 2007
Día de difuntos. Aún es tiempo
Dudaba yo si hacer en el día de difuntos una entrada a lo Valdés Leal ("donde te ves yo me vi / donde me ves te verás..."), pero luego me he acordado de esta cita de Delibes y he pensado que quizá sea mejor poner el pensamiento en que un día nos faltarán nuestros seres queridos. Pero dejemos que lo diga el maestro:
No obstante, es ahora, a cosa pasada, cuando deploro mi mezquindad. Es algo que suele suceder con los muertos: lamentar no haberles dicho a tiempo cuánto los amabas, lo necesarios que te eran. (...) Un día adviertes que aquel que te ayudó a ser quien eres se ha ido de tu lado y, entonces, te dueles inútilmente de tu ingratitud. Tal vez las cosas no puedan ser de otra manera, pero resulta difícilmente tolerable. La imposibilidad de poder replantearte el pasado y rectificarlo, es una de las limitaciones más crueles de la condición humana.
(Miguel Delibes, Señora de rojo sobre fondo gris)
POST DATA: Acabo de advertir que la coplilla citada entre paréntesis parece que se la atribuyo a Valdés Leal. Eran los dos primeros versos de un epitafio un pelín tremendista que, porque tenían el tono de los famosos cuadros de Valdés Leal, los puse seguidos, pero no los escribió el pintor (que yo sepa).
jueves, 1 de noviembre de 2007
Reflexiones sobre Freedom writers (y 3)
Esto me pareció un error, pero sobre todo una comodidad.
En mi opinión la tarea que Gruwell afrontó en primero fue extraordinaria. Gruwell se entregó en cuerpo y alma y logró un imposible. La tarea que afrontó en segundo ya era más fácil, y más que iban a ser las de tercero y cuarto. Continuar con ese grupo es lo fácil y lo agradecido pero es abandonar la vocación que le llevó a dar clase y es también crear una depedencia innecesaria entre los alumnos y Gruwell. Si ya saben andar, ¡suéltales de la mano! Ya has cumplido lo principal de tu misión. Siempre podrán acudir a ti si después se vienen abajo.
Gruwell provoca además un enfrentamiento grave con sus compañeros de profesión, busca una excepción administrativa y se olvida de que hay otros alumnos que también la están necesitando y con los que su tarea (gracias al prestigio adquirido) sería mucho más sencilla.
La protagonista, según se nos presentó al principio, quería dar clase en un Instituto de integración y se trataba de algo muy vocacional, por lo que renunció a muchas cosas. Pero al final sólo dio clases a una promoción, publicó un libro, hicieron sobre ella una película y de sus deseos de enseñar en un Instituto nunca más se supo.