Se dice que cada español lleva dentro un seleccionador nacional de fútbol. Porque (los varones al menos) tenemos claro qué jugadores deberían formar parte del equipo y cuáles no. Sabemos además perfectamente (a toro pasado) por qué se produjo la victoria o la derrota.
En nuestras empresas solemos saber también mejor que el jefe qué habría que hacer, mejor que el Alcalde de nuestra ciudad cómo arreglar el tráfico y mejor que el Gobierno cómo habría que dirigir el país.
En el combate, el soldado tiende a despotricar de sus jefes. Pero resulta absurdo y contraproducente que pretenda ganar él la guerra o establecer él la táctica. Tiene que estar en su lugar y cumplir lo mejor posible su tarea. Que cumpla con su misión y que (para suerte suya o desgracia) confíe en sus generales.
En nuestras empresas solemos saber también mejor que el jefe qué habría que hacer, mejor que el Alcalde de nuestra ciudad cómo arreglar el tráfico y mejor que el Gobierno cómo habría que dirigir el país.
En el combate, el soldado tiende a despotricar de sus jefes. Pero resulta absurdo y contraproducente que pretenda ganar él la guerra o establecer él la táctica. Tiene que estar en su lugar y cumplir lo mejor posible su tarea. Que cumpla con su misión y que (para suerte suya o desgracia) confíe en sus generales.
Uno debe asumir con sencillez el lugar que ocupa en la vida.
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