viernes, 16 de noviembre de 2007

Cuando salgas apaga la luz


De pequeño habré recibido cientos de enseñanzas. Una de las que recuerdo es la insistencia (muchas veces casi exasperada) de papá recordándonos que apagásemos la luz al salir de un cuarto. De niños éramos muy atolondrados, aunque no teníamos mala voluntad.
Me llevé una sorpresa un día que descubrí que yo apagaba las luces y me daba cuenta si se quedaban encendidas. Me emocionó: ¡me había cambiado de bando sin saber!
Y guardo desde entonces la seguridad de que en la educación hay que armarse de paciencia y trabajar a largo plazo. Aunque hacen falta nervios de acero.

No hay comentarios: